Serantes redebuta en el Lega para ser el mejor ante el Betis
Se lesionó en noviembre de 2016 de la rodilla derecha. Luego llegaron los problemas de hombro y renovó por tres años. En enero se le reinscribió, pero desde entonces solo había ocupado el banquillo.
Salió al césped el primero de su equipo. También pareció que lo hacía por primera vez. Así sintió Jon Ander Serantes su retorno a los terrenos de juego. El portero del Leganés, tal y como había anunciado Asier Garitano en la previa, fue titular en el último partido de Liga y también el último del propio Garitano y Mantovani con el Leganés. Sirvió el duelo para homenajearlos a ambos y también para que el portero del Lega, héroe del ascenso a Primera, retornase entre palos después de año y medio sin jugar.
Se lesionó el 26 de noviembre de 2016 de la rodilla derecha. Luego llegaron los problemas de hombro y entre una cosa y otra, renovó por tres años. Luego cedió su ficha en agosto de 2017 para que el club pudiera incorporar a un jugador (fue Amrabat) sabedor de que él no tendría hueco hasta bien avanzado el campeonato. En enero se le reinscribió, pero desde entonces no había probado más que el banquillo.
En dos ocasiones lo hizo. Fueron los dos últimos partidos (Levante y Real Sociedad) antes de éste contra el Betis. Vestido de negro, con el brazalete de capitán (a Garitano no le gustan que los porteros sean capitanes, pero éste era un duelo de excepciones), Serantes tardó 34 segundos en tocar su primer balón. Un centro mordido que atajó seguro. Le llovió una ovación tras la que se jugó un choque del que fue el mejor. Porque como en los tiempos en los que jugaba día sí, día también, Serantes se multiplicó para atajarlo (casi) todo.
Se guardó, eso sí para el final. Para la segunda parte. En esos segundos 45 minutos regaló pesadillas entre los béticos. A Fabián le sacó una a bocajarro a un metro de la línea. A Campbell, una semichilena que olía a gol. Y a Rafa Navarro, un zapatazo que iba a la escuadra. Justo después sintió una molestia que casi le agua la fiesta a él y a Mantovani. Al Lega le quedaba solo un cambio y era para el capitán que se iba. Serantes aguantó para terminar el partido dándole el brazalete a su verdadero dueño. Él sólo se lo cogió prestado durante los primeros 89 minutos de un partido en el que volvió a sentirse futbolista. En el que desplegó su capa de Superman como siempre. Como si año y medio fuera un segundo. Como si el tiempo jamás hubiera pasado.
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