Un grupo de 3.000 sevillistas soñadores, entre ellos sus futbolistas, aterrizaba entre ayer y hoy en Múnich, capital de Baviera. El Sevilla necesita la que, probablemente, sería la mayor hazaña de su historia: voltear el 1-2 de Nervión para eliminar al gigantesco Bayern, 28 Bundesligas y 5 Champions, en su guarida del Allianz, donde posee el récord de victorias consecutivas en casa de la competición (sigue el partido en directo en As.com). Entre septiembre de 2014 y abril de 2017 ganó los 16 partidos que jugó como local. El Real Madrid puso los dos paréntesis a la racha (0-4 y 1-2).
Hay algo de utópico en la empresa. El Bayern ha marcado 55 goles en 16 partidos en 2018. Su goleador Lewandowski lleva 14 en los últimos 13 partidos, Ribéry ha resucitado y Heynckes se permitió el lujo de hacer una rotación masiva el día que abrochaba la Bundesliga. Hummels, Javi Martínez, Thiago, Müller, Ribéry, Lewandowski y Vidal (éste por lesión) no fueron titulares en Ausburgo. De los que ganaron en Nervión, sólo salieron de inicio Ulreich, Kimmich, Boateng y Bernat.
El Sevilla ha resultado algo descorazonador en los últimos partidos, pero así ha sido la temporada blanquirroja, altos y bajos excesivos. Los jugadores, todo hay que decirlo, también han priorizado: Copa y Champions. Montella, que ha cometido sus errores pero a quien no se le puede negar que ha ejercido como entrenador tomando decisiones, mantendrá a David Soria en la portería. El resto del once podría ser el que le devolvió la confianza al Sevilla en las primeras semanas del italiano en el banquillo. Capaz de ganar en Old Trafford o en el Wanda, o de ser goleado en Valencia, Moscú, Madrid, Eibar y Vigo, es muy difícil saber por dónde va a caer la moneda. El Sevilla, no obstante, suele ser de días grandes. En un mundo ideal, el Sevilla marca el 0-1, crea estrés en el Bayern y luego entra en ese espacio tan sevillista de los imposibles. Veremos hasta dónde llegan los soñadores de Múnich.