Se cumplen diez años del Getafe-Bayern en UEFA
El Getafe cayó en cuartos de final de la Copa de la UEFA en un partido dramático que pasó a la historia del fútbol español y europeoGetafe - Rayo Vallecano, en directo: LaLiga Santander, en vivo
Hoy se cumplen diez años del partido que ningún getafense olvidará. Un duelo que convirtió a toda España en azulona. El 10 de abril de 2008 el Bayern de Munich visitó el Coliseum. Un coloso que acabó con el sueño del Geta a su manera, remontando dos veces en el último minuto. 17.200 personas abarrotaron las gradas, el Rey Juan Carlos y un buen puñado de personalidades llenaron también el palco.
Eran los cuartos de final de la Copa de la UEFA. En la ida el Getafe había empatado en el Allianz Arena gracias a un gol de Contra. Durante la competición ya habían caído otros históricos como el Benfica o el Tottenham. Beckenbauer dijo tras el sorteo que “tendría que buscar en el mapa” donde estaba Getafe. Tras el partido, reconoció que no lo olvidaría y que no habían merecido la clasificación. Oliver Khan también fue sincero: “Nunca había sufrido tanto”, espetó admitiendo la injusticia del pase.
Aquella noche lluviosa empezó de la peor manera posible, con la expulsión de Rubén de la Red, improvisado central, a los cinco minutos de partido. Pero los de Laudrup se rehicieron y Contra puso el 1-0 que daba el pase. Con muchos minutos por delante tocó sufrir hasta que llegó el primer golpe. Ribery empató el partido con el tiempo cumplido y mandó la eliminatoria a la prórroga.
En ella marcaron Casquero y Braulio, que tuvo otra ocasión para consolidar la ventaja. Todo estaba controlado, el estadio era una fiesta llena de emociones. Pero el Bayern, como tantas otras veces, resucitó. Luca Toni se encargó de convertir una noche maravillosa en una pesadilla. El Pato Abbondanzieri, tantas veces héroe, falló en el peor día y otra vez con el tiempo cumplido, el ariete italiano hizo dos goles en medio de la desesperación.
Fue la noche más larga. De la felicidad se pasó a la tristeza más absoluta. Una sensación de angustia que arrastró al equipo a perder la segunda final de Copa apenas una semana después. La afición tardó aún más en reponerse, aunque con el tiempo las lágrimas se han secado y solo queda un enorme orgullo. Nadie había imaginado al Geta peleando de tú a tú con el gran Bayern. Lo hizo, y recibió un castigo inmerecido y exagerado en las formas. Hoy solo queda la satisfacción de haberlo vivido.
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