Que el Sevilla va a necesitar uno o varios milagros para asaltar el Allianz Arena es de sobra conocido. Los goles en propia puerta de la noche del martes convierten el pase a las semifinales de la Champions League en una misión aún más imposible que antes de la ida. Si al poderío de todo un Bayern Munich le hiciera falta algún ingrediente más, el club bávaro tiene en su estadio un fortín que no ha sido asaltado desde hace casi un año. Concretamente se cumplirá el próximo jueves, por lo que el Sevilla podría darse el gusto de romper esa racha sobre la bocina.
Hacen falta dos goles para estar en la eliminatoria. El resultado de la ida hace que encajar un gol primero importe poco, puesto que con dos se forzaría la prórroga. Ese resultado de 1-2 fue el que registró el videomarcador del Allianz Arena la última vez que fue testigo de una derrota. Y dicha derrota llegó también en los cuartos de final de la Champions, aunque aquel era el partido de ida. Sin embargo, fue contra el Real Madrid. Ya puestos a tomar ejemplos, cuál mejor que el del equipo más laureado de la competición, que en 2014 también venció 0-4 en el moderno coliseo muniqués.
Por 1-2 se ganó en el Wanda Metropolitano y en Old Trafford, las dos grandes victorias de los de Montella hasta la fecha y las que han provocado que la ilusión se haya desbordado en este recién iniciado mes de abril. Ese resultado bien valdría una prórroga en una semana. El camino está marcado y la llama de la ilusión de volver a conseguir lo imposible sigue prendida en los más de 2.200 aficionados que acompañarán a los de Nervión en Munich.