Atlético: jugar a no perder
Gabriel Camuñas, presidente de Atléticos por el cambio, opina sobre el equipo y se pregunta: ¿Es que quizás Simeone ha dejado de creer?
Este título pareciera ser la máxima del Atlético en los tres últimos años. Parecen por lo tanto olvidadas y lejanas las palabras del Sabio de Hortaleza, las finales no se juegan, se ganan; Luis ganó casi todas en la Liga, tres como jugador y otra como entrenador, en memorables partidos en Sarriá, Sabadell, Bernabéu y así mismo ganó otra tres finales de Copa como jugador y dos como entrenador, la última de ellas derrotando al Madrid de la Quinta del Buitre.
Jorge Griffa, argentino como Simeone, afirmaba que “Di Stéfano no quería ver ni en pintura al Atlético en las finales porque se las ganábamos”. Era el Madrid de los Di Stéfano, Puskas y Gento; continuaba diciendo el bravo defensa atlético, “siempre con el Madrid y el Barcelona nos crecíamos”.
Por aquel entonces el Madrid y el Barcelona multiplicaban por cuatro el presupuesto del Atlético, pero a pesar de ello el club guardaba en sus vitrinas 8 Ligas, 8 Copas de España, 1 Recopa y la Intercontinental. El Atlético años después descendió a los infiernos en la década del 2000 y en el año 2010, con Quique Sánchez Flores, ganamos la Europa League y la Supercopa de Europa, pero fue Simeone el que nos devolvió el orgullo de ser atlético, ganando la Europa League, la Supercopa de Europa, una Liga, una Copa de España, además de jugar dos finales de la Champions.
Sin embargo en estos últimos años pareciera que el Atlético de Simeone se ha acomodado a competir para entrar en la Champions como objetivo primordial, a mi juicio dicho objetivo no es suficiente para un equipo que cuenta con el mejor portero del mundo, una defensa plagada de internacionales uruguayos y brasileños, y de dos winchesters arriba como Griezmann y Diego Costa, eso sí rifles sin balas, no abastecidos por una media compuesta de luchadores, alguno de ellos en el ocaso de su carrera y el resto con escasa calidad para ser la máquina de un equipo campeón; si a eso añadimos que el máximo líder, Simeone, se declarara antes de las finales, ya sean en Champions o en Liga, claramente inferior a su oponente, considerando casi un milagro imposible de obtener la victoria deseada, es por tanto a mi juicio un equipo que sale derrotado de antemano, jamás escuche a Helenio Herrera, a Marcel Domingo o a Luis Aragonés, entrenadores del Atlético, declararse inferiores a nadie.
El Atlético de hoy, con un gran estadio con millones de seguidores en el mundo y un presupuesto de 300 millones de euros, no puede limitarse a ser incómodo y a competir; o gana títulos o el fervor logrado en estos últimos años por Simeone irá languideciendo. Partidos como el del domingo con el Barcelona aumentan la melancolía de épocas pasadas, pero no aumentan el entusiasmo para seguir creciendo. Una final saliendo a ganar se puede perder, pero saliendo sólo a intentar no perder se acaba perdiendo siempre.
El Madrid y el Barcelona siempre tuvieron más posibilidades económicas que nosotros pero nunca hemos estado más cerca de ellos presupuestariamente hablando que en la actualidad. Pero sin embargo estamos perdiendo aquello que al principio de su mandato, con brillantez inigualable, decía Simeone: “Si se cree, se puede”. ¿Es que quizás Simeone ha dejado de creer?
Gabriel Camuñas es el presidente de Atléticos por el cambio.