NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

PSG - REAL MADRID

El PSG se entrega a los ultras

Hoy los ultras recibieron al equipo con la pancarta ofensiva "puta Madrid", cánticos amenazantes y con bengalas. Varios jugadores fueron a darles las gracias.

El PSG se entrega a los ultras
JAVIER GANDULDIARIO AS

La campaña que el PSG ha hecho para calentar el partido apoyándose en los ultras terminó con un curioso fin de fiesta. Un centenar de violentos esperaron al autobús del equipo, que se concentraba en el hotel Renaissance, para hacerles sentir su apoyo. Exhibieron una pancarta ofensiva (“puta Madrid”), disfrutaron con sus cánticos amenazantes y encendieron bengalas para hacerse notar cuando llegó el autobús con los jugadores, asombrados detrás de las ventanillas por el ambiente. Verratti, Rabiot, Kurzawa, Kimpembe y Areola salieron para dar las gracias por el apoyo.

El PSG se quitó de encima a los ultras en 2010 casi sin pretenderlo. Fueron las autoridades parisinas las que decidieron impedirles entrar al Parque de los Príncipes (había casi 1.500 violentos en sus gradas en cada partido). Fueron vetados tras un asesinato que sobresaltó a todo un país, el del ultra del PSG de 37 años Yann Lorence, que falleció después de estar dos semanas en coma por una paliza de otro bando de ultras del equipo parisino antes de un partido ante el Marsella. Lorence era miembro de los Boulogne Boys, de extrema derecha. Los violentos que le dieron la paliza del grupo Auteuil, de extrema izquierda y más multicultural y de los guetos. Todos del PSG, todos juntos… Un polvorín.

Hasta 2016 los ultras desaparecieron del estadio. Al Khelaifi no se tuvo, ni siquiera, que manchar las manos. Pero el movimiento ultra siguió latente y el dirigente qatarí ha terminado por entregarse a él, convencido de la promesa de los violentos de que no lo serían y de las ventajas de tener un estadio con colorido y mucho ruido en los fondos.

Las conversaciones entre los ultras y Al Khelaifi han sido largas en el tiempo. El presidente del PSG decidió ir introduciéndolos poco a poco (a los menos violentos) en el Fondo Auteill (fondo norte). El espacio reservado para ellos, el Block Parisii, se ha ido poblando y ya entran en cada partido casi mil de ellos. Y no hay filtro. En enero de 2017 se pasó una barrera y se hizo público. Entró a la grada Romain Mabille, uno de los antiguos líderes con mayor historial directivo. Había barra libre.

El PSG se ha entregado definitivamente a los ultras con su campaña de propaganda para calentar el partido ante el Madrid y abrirá el otro fondo, El Boulogne (el sur) para ubicar a unos cuantos ultras más. “Esta es la guerra”, ha sido una de las consignas de los actuales ultras del PSG, que se agrupan con el nombre de Collectif Ultras Paris (CUP) y que están perfectamente organizados con cuenta de twitter (con más de 35.000 seguidores) y acceso al vestuario de los jugadores. Thiago Silva, Mbappé, entre otros jugadores, tuvieron que rendir cuentas ante los cabecillas en la ciudad deportiva de Le Camp des Loges tras la derrota 3-1 del Bernabéu.

Ahora, los ultras del PSG vuelven a sentirse importantes. Tienen la financiación del club para viajar (hubo 500 de ellos en Troyes), permisividad para introducir bengalas, para reunirse con los jugadores… Al Khelaifi tiene lo que quería, un estadio animado y presión para los jugadores… Pero también ha abierto la puerta a un serio problema que no existía.