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LA INTRAHISTORIA

Forges, Garci, la mili y aquel Mundial de 1966...

El humorista se ‘escapó’ cuatro días para comprar una tele. “Antonio dijo que como trabajaba en TVE podía sacar un buen precio”.

España-Alemania. Uwe Seeler marca el 2-1 que significaba el triunfo de Alemania en Villa Park. Y que se pudo ver en el CIR de Colmenar.
Diario As

En 1966 existía la mili. El servicio militar que desapareció un 31 de diciembre del 2001 y que juntaba bajo el mismo techo de uralita, en el camastro de al lado, a un chaval que nunca había salido de, ponga usted, Extremadura o el Pirineo catalán, con veinteañeros de los madriles que soñaban con firmar películas como las de John Ford, un todavía aprendiz de humorista gráfico que ya había publicado dos años antes su primera viñeta en Pueblo o un periodista que ya dictaba sentencias en Radio Madrid de la SER con su espacio ‘En menos que canta un gallo’.

Pongamos nombres y un lugar: José Luis Garci, Antonio Fraguas de Pablos (Forges para la eternidad), Manuel Martín Ferrand y el CIR número 1 de Colmenar Viejo, reemplazo de mayo. “Yo soy del 44, Antonio del 42 y Manolo del 41”, recuerda ahora el director de cine, que desde el jueves siente (más que muchos) el hueco que deja el retratista que marcó época desde 1995 en El País. Y que imprimió en él un recuerdo “para siempre luminoso”. Desde que se vistieron en aquel 1966 de caqui, siguieron manteniendo la amistad. “Hasta que nos hemos separado”, dice con un tono triste (pero luminoso) el cineasta.

Una amistad que tuvo como vehículo la camaradería que provocan el desarraigo temporal de la familia y el calor del fútbol. “España acababa de ganar la Eurocopa de 1964 con el gol de Marcelino a la Unión Soviética y se acercaba el Mundial de 1966 en Inglaterra. Todos pensábamos que la Selección podía ser campeona. Así que hablamos con el capitán de la compañía para pedirle permiso para poder verlo. Nos dijo que, si comprábamos una televisión, estaba hecho. Y comenzamos a poner dinero para poder llevar al CIR una Marconi modelo Florencia, que es la que estaba en boga”, relata Garci, que ya a fuerza de ir al fútbol y al boxeo de la mano de su padre tenía cuerda para pegar la hebra con el capitán, o el mismísimo Generalísimo si fuera menester, y convencerle de que el fútbol es “la cosa más importante de las cosas que no tienen importancia”, que luego dijera alguno.

El caso es que en aquel CIR número 1, alguien vio en el fútbol y en el Mundial una excusa para escapar unos días del cuartel... “Antonio dio un paso al frente y nos dijo que él, como trabajaba en TVE de mezclador, podía desplazarse a la tele, hablar con algunas personas y sacar un buen precio por un televisor. Nuevo o usado de los muchos que había por allí. O un gran monitor, que eso ya nos impresionó aún más. Éramos 170 reclutas, reunimos a escote 8.000 o 9.000 pesetas y hasta los que no les gustaba el fútbol como a Martín Ferrand fueron solidarios”, recuerda.

Capitán. “El señor Fraguas se fue con un permiso del capitán de la compañía a Madrid. ¡Y estuvo cuatro días fuera del cuartel sin hacer instrucción ni nada! De lunes a viernes. Iba a empezar el Campeonato y no aparecía. Entonces, se presentó con el televisor en una furgoneta. ¡Pero ni buen precio, ni TVE, ni nada! Cualquiera podría haber ido a la calle Alberto Aguilera, soltar el dinero y traérselo. Pero el tío se escaqueó cuatro días”, rememora divertido el oscarizado director por Volver a empezar.

“Enseguida se instaló la tele a la entrada del barracón, al lado del cuartucho del cabo furrier. Un chaval que era carpintero armó una estantería con unas tablas y otro hábil con los cables vigilaba que la señal no se duplicara. ¡Y allí disfrutamos viendo a Franz Beckenbauer, ese medio volante deslumbrante y la goleada de 5-0 a Suiza!”, apunta el director. También las derrotas de España frente a Alemania (2-1) y Argentina (2-1) que la dejó fuera de cuartos. De esa España de Iribar, Del Sol, Zoco, Luis Suárez, Gento, Peiró, Adelardo, Amancio o Lapetra...

Final. “Lo que no vimos en el cuartel fue la final Inglaterra-Alemania porque era el sábado a las tres de la tarde y nos dejaban salir a la una de permiso”, cancela Garci su vivencia de aquel Mundial. De un Mundial que le uniría a Forges para siempre. Los dos juntos, enseñando a leer a reclutas analfabetos. “Que después de dos meses vieras a un chico deletreando con el dedo el titular del periódico ‘A-de-lar-do mar-có...’ fue alucinante”, se alegra.

“Antonio era un hombre dotado de bondad”, recuerda Garci a Forges, al que luego dio un papelito en Asignatura pendiente y con quien colaboró en una serie. Dos hombres unidos también por rayas rojiblancas. Las del Atleti y las del Athletic. Por el fútbol, la mili y un Mundial.