Chelsea-Barcelona, un clásico europeo con cuentas pendientes
Chelsea y Barça han creado una gran rivalidad en la última década. Los azulgranas saben que marcar en Londres es casi una obligación.
Esta noche, Europa mira a al west side londinense, concretamente al barrio de Hammersmith & Fulham donde en Stamford Bridge (20:45 horas, Antena 3 y TV3) se vivirá un nuevo episodio de una rivalidad europea que es el último clásico que se ha incorporado a los duelos referenciales del viejo continente (sigue el partido en directo en As.com). Los partidos entre Chelsea y Barça han dejado muchas costuras entre uno y otro equipo en la última década. Parece mentira que dos equipos que pasaron décadas sin medirse hayan desarrollado una rivalidad tal que hacen de los octavos de final que se inician esta noche una cuestión casi personal.
La visita del Barcelona a Stamford Bridge evoca imágenes que según del lado que se vean despiertan sensaciones contradictorias. Unos se acordarán de Ovrebo, otros de los placajes de Terry a Víctor Valdés, del gol de Iniesta, de Mourinho embarrando el campo, de Cesc y Alexis fallando a portería vacía, de Del Horno cazando a Messi con los tacos a la altura de la rodilla o de Ronaldinho marcando un gol imposible. Desde la primera vez en la que se cruzaron ambos clubes, estalló una chispa que al menor soplo de aire vuelve a prender y amenaza con un incendio de proporciones bíblicas. Hoy, se vivirá un nuevo episodio de un clásico europeo contemporáneo.
Un duelo en dos actos donde el primer partido, el de hoy en Londres, adquiere una importancia capital. La experiencia determina que el Chelsea fuera de casa, con el empate a favor es un muro casi insuperable para el Barcelona. Para el equipo catalán marcar fuera es fundamental. Siempre que los culés han eliminado a los blues, lo ha hecho con un gran partido en Londres. Un hecho que los culés echan de menos desde hace meses en la Champions.
Al Chelsea la lucha por la Premier ya le suena a ruso y tiene todas las fichas metidas en la FA Cup y la Champions con un entrenador cuestionado, pero que se sabe toda la gramática para dañar al Barcelona. Es decir: un partido muy físico, en el que pasen pocas cosa y que les permita llegar vivos a Barcelona, donde cada uno de sus goles valdrá el doble.
En el bando blaugrana, el dilema está en que Messi y Suárez mejoren de una vez sus registros de cara a la portería rival en competición europea y marcar al menos un gol dejando a cero su portería. Hace tiempo que el aficionado culé no tiene un gran partido europeo que recordar. En cambio, desastres fuera de casa sobran últimamente en la memoria colectiva del socio. Qué mejor que empezar a ponerle remedio en el campo de un rival clásico que marca la última gran era europea del Barcelona.
Aseguraba ayer en la previa Valverde que el hecho de que exista esta rivalidad activa los resortes del barcelona. Y en puridad, el técnico del Barcelona tiene razón. A mayor rivalidad, más rendimiento del Barcelona. Especialmente, en campo rival.
Con el equipo casi decidido, le queda a Valverde decidir si mantiene a Paulinho en el once titular o incluye alguna sorpresa. En principio, el brasileño llegó para partidos como este, pero no parece estar en su momento más elevado. Teniendo en cuenta la potencia por las bandas del Chelsea, Aleix puede ser una opción física o bien André Gomes podría afrontar su última oportunidad.
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