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ATLÉTICO

Con ocho, 14 goles... Así termina Griezmann sus malas rachas

Lo que le ocurre ahora ya le ocurrió en temporadas anteriores en el Atleti: rachas de sequía que espantó con varias jornadas seguidas marcando.

Madrid
Griezmann, cambiado en el minuto 79' del Depor-Atlético.
CHEMA DIAZDIARIO AS

Antoine Griezmann siempre vuelve. Lo dicen los números. Esto que vive, la sequía, ya le ocurrió antes en el Atlético y lo terminó con goles: catorce en tres meses, ocho en cinco jornadas. El mismo patrón, contraste de rachas, siempre, en sus tres temporadas en el Atlético. La racha que vive ahora, sin marcar desde el 27 de septiembre (su último gol fue en la Champions, ante el Chelsea), es su peor como rojiblanco, pero en realidad no difiere demasiado de la que vivía hace un año, prácticamente igual con una diferencia: el verano entre medias. Los goles no entraban, pero nadie dudaba de su compromiso: en todos los partidos se le veía fajarse en defensa, correr al área contraria a robar, recuperar balones, que después, muchas veces, convertía en el principio de sus propios goles. Hoy, sin embargo, esas carreras hacia atrás las empañan un juego de porcentajes. Eso que muchos aficionados no olvidan. Lo de este verano: en un programa de la televisión francesa, le preguntaron por las posibilidades de su futuro y él respondió: "Seis sobre diez era irse al United, siete sobre diez quedarse en el Atleti". Hoy pesan. 

Pero aunque viva su peor racha desde que viste la rojiblanca, hay razón para la esperanza. Son lo dicho, sus números. A las sequías siempre le siguieron las tormentas de goles.  

Temporada 2014-15

Su primera en el Atlético, que terminó con 25 goles (22 en Liga) en 53 partidos, uno cada 137 minutos. Y eso que le costó entrar, hacer indispensable, ganarse el sitio. Entraba unos días, otros no, hoy titular, mañana suplente. En 15 jornadas, tres goles tenía su bolsa. Hasta que llegó San Mamés, y explotó. Fue en la jornada 16ª, fue con un hat-trick: haría nueve goles en once jornadas, se convertiría en Grizi, se haría imprescindible. Una buena racha a la que continuó un periodo valle: cuatro jornadas sin gol (una suspendido por acumulación de amarillas). 

La segunda buena racha comenzaría en la quinta, partido ante el Córdoba, jornada 29ª, y un gol. Le seguirían siete más. En cinco jornadas seguidas haría ocho, de Córdoba a Elche, en un abril mágico. 

Temporada 2015-16

Hasta ahora, su mejor con el Atlético. Haría 32 goles (22 en Liga y 7 en Champions), con un promedio igual que el del año anterior, uno por cada 137 minutos. Y eso que, hasta noviembre, 11ª jornada, había hecho sólo cuatro en Liga. Pero fue ese mes, noviembre, justo antes del parón, cuando el Sporting llegó al Calderón y Griezmann, en el minuto 92, haría el gol de la victoria. Sería el principio de la racha buena: en diez jornadas haría ocho goles. Aunque en enero, de pronto, llegaría de nuevo la sequía, la racha mala. Duró cinco partidos. Cinco partidos con Griezmann pero sin sus goles, cinco partidos muy largos. 

Aquella terminó ante el Madrid, en el Bernabéu: aquel 0-1 sólo sería el primero de los ocho que haría en siete jornadas, de febrero a abril. Grizi, Grizi, Grizi. Ya los celebraba con ese característico gesto suyo. Y el Calderón bailaba al ritmo que marcaban sus manos.

Temporada 2016-17

La pasada. Marcó 26 goles (16 en liga, seis en Champions) con otro dato importante: dio doce asistencias, aunque su promedio subió: ahora los haría cada 175 minutos. También tuvo dos rachas. La temporada la empezó con goles: seis en cinco jornadas. A los que siguieron nueve partidos de Liga sin su baile de manos, sin sus goles. Todo acabaría ante Las Palmas, en la Copa del Rey, principio de 2017. Haría uno y llegarían todos los demás en tromba: haría dieciséis en tres meses, de enero a abril (cuatro en Copa, dos en Champions, diez en Liga).

Temporada 2017-18

Griezmann lleva sólo tres goles. Dos en Liga (el primero en la historia del Wanda Metropolitano, en el estreno del nuevo campo del Atlético, ante el Málaga) y el primero en Europa, el del Chelsea en la Champions. Pero esta ese verano entre medias, esa respuesta con porcentajes. Se faja igual en defensa, pero ahora se duda. Si antes de aquel parón de noviembre hace dos años, ante el Sporting, Simeone le mantuvo en el campo hasta el minuto 92', cuando marcó el gol de la victoria, en Riazor, el otro día, le cambió en el minuto 80, cuando el marcador iba 0-0, cuando el Atleti necesitaba un gol para ganar. Lo haría Thomas en el 91', Griezmann lo vería desde el banquillo. Un Griezmann que ahora está concentrado con Francia con quien, por cierto, vivió también su contraste de rachas. Sería en la Eurocopa de 2016. Comenzó sin goles y con la prensa de su país, organizadora del torneo, incluso, señalándole. Unos titulares que volcaría con un gol, el que le haría a Albania. Era suyo, de su baile de manos. Haría cinco más (en octavos, cuartos y semifinales). Agarrada a sus botas Francia llegaría a la final (que perdió con Portugal, 0-1). Ahora, tras el parón, en Madrid, se jugará el primer derbi del Wanda Metropolitano. El Madrid, ese rival donde, hace dos años, ya acabó una de sus peores sequías del Atleti. Quizá Griezmann regrese ahí. Porque siempre lo hace, lo escrito. En sus números está.