El Villarreal se entrenó ayer en el estadio del partido.ANGEL SANCHEZDIARIO AS
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La última comparecencia del Villarreal en Europa fue en mitad de un ambiente enrarecido, tras una crisis de estilo y resultados y con Escribá en su casa. Tres semanas después de aquella agria noche en Tel Aviv, vuelve a escena pletórico, con su atrevido rombo en medio campo e invicto de la mano de Calleja. A Roig le ha servido agitar la coctelera. Este Submarino tiene tanta seguridad ahora que, pese a jugarse el liderato ante el Slavia, anuncia una rotación masiva. Veteranos como Bonera y Rukavina, y noveles como Ramiro y Unal, darán un paso al frente con el objetivo de confirmar ante su gente la ansiada mejoría y, ya de paso, para encarrilar el pase a dieciseisavos (sigue el partido en directo en As.com).
El Slavia, sin ser un hueso, tampoco es un rival para relajarse. Disputó la fase previa de la Champions, donde tumbó al BATE y en la que no pudo con el APOEL. En su liga es segundo y aún no conoce la derrota. Y lo peor, cambia tanto de piel que el Villarreal no sabe a qué atenerse: si a la insistencia al fútbol directo cuando juegan las torres Skoda o Necid (190 centímetros), al juego entre líneas liderado por Husbauer (máximo asistente) o a su velocidad en bandas. Ni siquiera atrás flojea: no ha encajado gol en 11 de los 16 partidos disputados esta temporada.
Baccatiene un duro examen. El colombiano ha perdido la titularidad y no acaba de cogerle el pulso al Villarreal. Tan sólo lleva dos goles. Sin embargo, hay confianza ciega en el delantero mientras afina el ojo y afila el cuerpo. Unal (un solo gol) será su acompañante. Bakambu, pichichi con siete tantos, aguardará en el banquillo por si la noche se nubla. En el Villarreal parece primavera.
