Casemiro 'nació' en Dortmund
En 2014, pidió paso ante el Borussia con una actuación clave que llevó al Madrid a las semifinales de una Champions que acabaría ganando. Ahora es intocable.
Casemiro regresa a Dortmund, donde todo empezó para el brasileño. El 8 de abril de 2014, el mediocentro conquistó al madridismo con una exhibición de 18 minutos ante el Borussia en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. El Real Madrid, dirigido por Ancelotti, llegaban al Signal Iduna Park con la ventaja del 3-0 de la ida, pero en la vuelta se llevó un susto de campeonato. El Borussia rozó la hazaña al marcar dos goles en los primeros 36 minutos (doblete de Reus), pero Casillas y la aparición de Casemiro desde el banquillo consiguieron meter al equipo en semifinales.
La de Casemiro fue la gran aparición del partido. Hasta ese día, el brasileño estaba teniendo un papel residual en la plantilla de Ancelotti. El Madrid ejecutó en el verano de 2013 la opción de compra que tenía por él por 5,3 millones (lo fichó del Sao Paulo), pero el fichaje de Illarramendi (38,9 millones) le relegó a un segundo plano (hasta aquella noche, sólo había jugado 523 minutos en 19 partidos y sólo había sido titular en un partido de Champions, ante el Galatasaray en el Bernabéu, y en dos de Copa, los dos ante el Xàtiva). Ancelotti apostó por el de Mutriku como titular junto a Xabi Alonso y Modric, pero el partido y el ambiente le atropellaron. Sus nervios se tradujeron en numerosas pérdidas, una de las cuales propició el 2-0. En el descanso fue al banquillo y entró Isco. Ancelotti quería más balón para defenderse del acoso... Pero éste continuó. Y cuando el Madrid estaba más contra las cuerdas, a un gol de ver empatada la eliminatoria, apareció Casemiro, que entonces tenía 22 años (salió por un errático Di María en el 72’), y se bautizó a lo grande auxiliando al equipo: cuatro recuperaciones, sólo dos pérdidas y una falta cometida. Aportó en 18 minutos más que el propio Di María en 72’ o que Illarramendi en 45’ y dio equilibrio en la medular para aguantar el 2-0 y hacer que el Madrid pasase de ronda en una Champions que acabaría conquistando.
Aquel partido supuso la presentación en la sociedad europea de Casemiro. Tras conquistar la Décima, Ancelotti decidió traspasar al brasileño al Oporto, aunque el Madrid, que tenía muchísimas esperanzas en él, se guardó una opción de compra de 7,5 millones que hizo efectiva una temporada después por petición de Benítez. El madrileño confió en él, pero no se atrevió alinearle ante el Barça (optó por una alineación más ‘presidencial’) y lo pagó (perdió 0-4). Esa derrota acabó por sentenciar a Benítez. Con la llegada de Zidane, Casemiro vivió en la sombra hasta la derrota 0-1 ante el Atlético. El francés reclamó más “pierna dura”, en el siguiente partido alineó al ex del Sao Paulo y desde entonces se ha convertido en imprescindible. Su presencia por delante de la defensa, desempeñando un papel oscuro, ha sido determinante para lograr equilibrio en un equipo con la bbC, renuentes a defender, y conquistar los siete títulos en el año y medio que lleva Zidane en el banquillo.
El francés, en la conferencia de prensa de este lunes, no escatimó elogios hacia su mediocentro, que es pegamento y talento: "Hace el equilibrio entre defensa y ataque. Hace un trabajo como podía hacer Deschamps o Makelele. Lo que está haciendo no sorprende a nadie, tiene confianza y cada año está mejor. Siempre quiere dar el máximo”. Casemiro es intocable para Zidane, que le alineará este martes como titular ante el Borussia en el Signal Iduna Park, donde hace 1.267 días empezó todo para el brasileño.