Cracovia vuelve a ilusionarse gracias al 'Spanish Wisla'
Manuel Junco confió el nuevo proyecto al entrenador Kiko Ramírez, que llegó con Jordi Jódar. Luego ficharon a dos jugadores, Iván González y Pol Llonch.Unión Santa Fe vs Deportivo Morón
Tanto sembró y tan buena fue la cosecha, dos ligas, de Manuel Junco en su primera etapa en el Wisla que el club polaco le volvió a elegir para recalcular la ruta hacia los éxitos en 2016. Tras seis años en el Liverpool de Benítez y haberse probado en la MLS, el español regresó a Cracovia: "Me llamaron en octubre para empezar de vicepresidente y director deportivo y acabar sólo de lo segundo". No tardó en buscar en su agenda el teléfono de Kiko Ramírez, la primera piedra en la reconstrucción del gigante polaco. "Empezó en enero, pero en noviembre ya hablábamos", desvela Junco. Ramírez, de esa clase de buenos entrenadores españoles sin vértigo a cruzar la frontera, aceptó: "La historia del club y entrenar en Primera me hizo dar el paso. Me ilusionó que Manuel fuese español".
Método. Jordi Jódar, asistente de Kiko años atrás, se decidió a cambiar Hong Kong por Cracovia. Ambos se apoyaron en el portugués Goncalo Feio, técnico, traductor y lo que se tercie, también para Iván González y Pol Llonch, jugadores made in Spain que se adhirieron a la causa. Todos, con Manuel Junco a la cabeza, reciben a AS en su casa, su estadio, para charlar sobre el proyecto. "Intentamos cambiarlo todo, desde los horarios a la estrategia. Cuando coges una plantilla con problemas, modificar las rutinas hace que al jugador le parezca una temporada nueva. Era difícil, pero había un gran vestuario y los jugadores creyeron", explica Kiko.
Lo bueno de aterrizar en el parón de la Ekstraklasa fue el tiempo, más de dos meses, para reorganizar; lo malo, el porqué de la pausa: la temperatura, siempre muy por debajo del cero. Aun así, desecharon la posibilidad de entrenar en pabellón y cogieron la pala para quitar nieve con filosofía cholista: cuadro a cuadro, el césped se iba despejadando para rondos y posesiones. El balón, sí o sí, tenía que ser protagonista. A este primer hándicap, el térmico, se unió el lingüístico: "Con ese frío no podíamos estar dos minutos parados explicando los ejercicios", recuerda Kiko. Junco facilitó una chuleta con la pronunciación de los nombres y Feio ayudó a la distinción de los jugadores, tan abrigados que sólo dejaban al descubierto los ojos. Tocaba trabajar: "Era levantarse a las siete, saltarse sin querer la comida y mirar el reloj cuando había que volver a casa", detallan casi al unísono Ramírez y Jódar. La dedicación repercutió en los resultados, más que suficientes para el playoff: seis triunfos, un empate y tres derrotas, una de ellas contra el potente Legia.
El fenómeno ultra en Polonia. Aparece el nombre del Legia y de pronto es inevitable pensar en el lío que formaron sus ultras al visitar el Bernabéu por la Champions. ¿Tan bestias son como se mostraron en Madrid? La respuesta es unánime y espontánea: "No". "Fuimos a su campo, estaba lleno y, aunque hubo bengalas y se retrasó el inicio, no se vio ni un mal gesto", relata Kiko. "Y eso que en Polonia es un Clásico", profundiza Iván, tan a gusto con el ambiente polaco como se confiesa Pol, ya hablando de su afición, esa que tanto les fascina: "¡Cómo animan! Incluso si van 10.000 o 15.000, parece que hay más del triple. ¿Si nos reconocen por la calle? Sí, pero son muy respetuosos, es diferente a España". "Aquí te das cuenta de que la visión que tenemos desde nuestro país es muy diferente a la realidad", remata Jódar.
Producto español. Junco y Ramírez tiraron de dos españoles, ambos indiscutibles desde el principio, para reforzar la defensa y el centro del campo del Wisla. Primero llegó Iván González, un central con 29 partidos en LaLiga: "Tenía poco protagonismo en el Alcorcón y las llamadas de Kiko y Manuel fueron decisivas". Después, Pol Llonch, que se lanzó pese a su reciente paternidad, hacía apenas dos semanas: "Me puse muy contento y motivado por la oportunidad, pero a la vez me echaba para atrás lo de la niña. Hablé con mi mujer, con la familia y me informé de todo: era una oportunidad increíble que no podía dejar escapar".
La nostalgia, siempre la nostalgia, anduvo cerca en algún momento de truncar el 'Spanish Wisla' de hoy. Pero la familia, siempre la familia, ayudó a hacerlo realidad. Así que la aventura empezó, y de qué manera: el Wisla alcanzó los playoffs por las competiciones europeas y por el título logrando, en la mitad de partidos, sólo una victoria menos que las conseguidas hasta su llegada. Cumplido el primer objetivo propuesto por Kiko, sólo quedaba pelear un poco más y seguir soñando, siempre seguir soñando, tareas en las que siguen ahora inmiscuidos. "Hay que ser ambiciosos", repite Ramírez. "Entrenando y jugando así, podemos lograr bastante", confía Iván. La próxima temporada promete nuevas y buenas emociones.