Uno de cada diez vitorianos tiene hoy un plan: bajar a Madrid. La Copa seduce a todo Álava, que ya viene cautivada tradicionalmente por ese torneo pero en versión baloncestística, bajo el amparo de la ACB. La movilización es total. La mayoría se desplaza en coche. Otros, en moto, autocar de la agencia oficial (parten hoy a las siete de la mañana), autobús de línea, tren, avión e incluso en taxi (existe un grupo de amigos que han puesto 100 euros de bote y han invitado al taxista al partido). Pero el que más mérito tendrá en las gradas del Calderón el sábado por la noche será, sin duda, Guillermo Álvarez de Eulate, que llega después de tres días dando pedales. El subdelegado del Gobierno en Álava, Antón Sáenz de Santa María, solicitó ayer a los aficionados del Alavés que acudan a la final de la Copa de Rey“máxima colaboración con los dispositivos de seguridad y comprensión ante las posibles incomodidades y retrasos que pudieran surgir”.
Según las previsiones, desembarcarán 25.000 aficionados alavesistas. Muchos ya se encuentran en Madrid, pero el grueso de la expedición viaja hoy. También habrá un desembarco importante mañana. La hinchada se aglomerará en el parque de la Cuña Verde, lugar donde se va instalar la Fan Zone, asentada sobre 10.000 metros cuadrados, con lugares de ocio, zona infantil, música y bares. No se pagará con euros sino con gloriosos, una moneda que se va a acuñar para el acontecimiento. Unos seis mil hinchas viajan sin entrada pero con la intención de disfrutar de un día histórico.
La Ertzaintza también colaborará con el dispositivo de seguridad enviando efectivos a Madrid e intercambiando información con los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional. No hay que olvidar que, con motivo del último enfrentamiento entre ambos equipos, hubo altercados con heridos y detenidos en la Ciudad Universitaria de Vitoria. El bar Zeppelin fue el epicentro de la lamentable tángana.