Williams tiene apoyo y se ve fuerte pese a la sequía
Lleva un solo gol en los últimos 21 partidos con el Athletic. En el pasado noviembre, el delantero hizo cinco goles y dos dobletes en tan solo una semana.
Williams anda en busca del gol desesperadamente. En los últimos siete meses y medio, sólo ha marcado uno, el que le regaló Aritz Aduriz ante la Real Sociedad. Han sido 21 partidos, cinco de Liga anterior, doce de la actual y cuatro de Europa League, en los que sólo ha batido a Rulli. Williams siempre ha sido un goleador: baste argumentar que el tanto del derbi es el número 79 desde que llegase a Lezama para jugar en División de Honor Juvenil.
Lleva el sufrimiento, la ansiedad, por dentro. Si algo tiene, es amor propio. Jamás se rinde. Se ha visto en citas como la del Bernabéu y las de San Mamés ante Osasuna y Villarreal. Keylor Navas, el poste y golpeos se marcharon fuera por muy poco han hecho más grande el desierto. Lo suyo es luchar y luchar. Así se resume su vida, la de su familia.
Iñaki no pierde la sonrisa. Se ve en los entrenamientos: sigue siendo de los más bromistas en los rondos. La plantilla le lleva varios días mandando guiños de apoyo. No digamos Valverde, que comentó tras vencer al Villarreal que lo que les da Williams “es impagable”. Valoró su reacción tras el mano a mano con Asenjo en el que, según Txingurri, se quedó sin ángulo. El golpeo fue poderoso para que no llegase el defensa. Se topó con el palo.En el tramo inicial del entrenamiento de ayer en Lezama, se vio al técnico dirigiéndose al equipo con Williams a su lado y cierto clima de complicidad general con el diamante del Athletic, que renovó hace diez meses hasta 2021 con una cláusula de 50 millones. Tiene una importante ficha como gran proyecto que es.
Desde el entorno familiar y de su representante, se transmite tranquilidad al futbolista. Todos coinciden en que no la necesita porque ya la tiene. Lo que más les importa es que Iñaki está muy bien, físicamente fino y se levanta una y otra vez después de cada ocasión. Es lógico que a los delanteros se les exijan goles, aunque hay que tener en cuenta que está jugando como extremo. A Muniain y Susaeta, por poner dos ejemplos, no se les exigen sus cifras. Es cierto que va con las características de cada uno. Williams tiene tal potencia e instinto de ariete que es que se planta en el punto de penalti varias veces durante el partido.El oficio de goleador no se olvida. Quizás sea mañana cuando en un partido vital contra el Sassuolo pueda quitarse este mal sabor de boca. En noviembre del año pasado, marcó cinco goles en una semana: dos dobletes a Betis y Partizán, y un golazo al Espanyol que nadie se explica cómo no ha optado al Premio Puskas. El acierto va y viene.
San José fue el último en mandar aliento público a su compañero: “Le vemos bien y tranquilo. Es un delantero y le gustará meter más goles, pero trabaja muy bien. Hace un esfuerzo muy bueno, tanto en defensa como en ataque. En el vestuario tenemos claro que crea ocasiones, que es lo importante. Las falla o se las sacan. Todo lo que parece que tiene en contra ahora le aparecerá, seguro”.
LA OPINION
QUE HAYA PACIENCIA EN SAN MAMÉS
Dirán que somos un tanto tremendistas por haber puesto el grito en el cielo con el fútbol del Athletic en los últimos partidos y haber virado hacia el optimismo tras la gran segunda parte ante el Villarreal. Lo hizo además sin Beñat, el violinista de la orquesta. Y con un equipo en el que sólo han sido titulares fijos para Valverde cinco futbolistas: Laporte, Balenziaga, Williams, Raúl García y Aduriz. Es evidente que faltaba energía, quizás también fuerza. El parón ha sentado de cine, como los dos anteriores. Psicológica y físicamente, el fútbol de Txingurri de apretar fuerte y salir hacia arriba deja molido. Lo mejor es que da la sensación de que el fondo de armario, sin haber fichado este año, es mucho mayor que en el pasado. Arrizabalaga y Yeray son hoy grandes refuerzos.
Williams es la tercera pieza clave del puzzle ofensivo. Su velocidad sostenida a medida de que avanza el partido rompe a los rivales. Que no suene a disculpa, pero su corazón no bombea a la misma velocidad que el de Aduriz de cara a la definición. Los esfuerzos son muy diferentes. Iñaki está en esa fase en que ve la portería pequeña, pero no tengo duda de que volverá a hacer gol enseguida. Quizás mañana mismo. Lo más esperanzador es que se le ve hambriento, con ganas de acabar con este mal sueño individual. Txingurri le vio tocado y no le sacó titular en el 5-3 ante el Genk, pero entró para forzar el penalti del quinto de Aduriz. Que San Mamés tenga paciencia.