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ESCÁNDALO EN EL FÚTBOL INGLÉS

El fútbol inglés clama contra la trama de corrupción

Lineker: “Esto es sólo la punta del iceberg”. Habra más implicados. Se cuenta que técnicos históricos tipo Clough o Graham ya lo hacían.

Londres
CAZADO. Allardyce, igual que otros técnicos y agentes, se ha visto envuelto en la trama.
CAZADO. Allardyce, igual que otros técnicos y agentes, se ha visto envuelto en la trama. Getty Images
AGENCIA_DESCONOCIDA

El día en que el Telegraph empezó a publicar los detalles de su investigación en la corrupción del fútbol inglés, que de momento ha dejado a dos entrenadores en la calle, Gary Lineker soltó una frase que descubre que se trata solamente de la punta del iceberg. “Ya toca que la policía investigue estas acusaciones. El fútbol está lleno de corrupción y necesita limpiarse. ¡Ahora!”.

Las grabaciones del rotativo delatan cuanto menos una cultura de poco respeto hacia las normativas (el exseleccionador inglés Sam Allardyce reconocía saber cómo ignorar regulaciones de su propia federación). Pero, a lo que Lineker se refiere y para lo que exige un cambio radical, es la costumbre de intercambio de sobres con miles de libras que ha sido durante décadas parte intrínseca del fútbol inglés.

Varias circunstancias han permitido que los pagos ilegales, como está demostrando el Telegraph, sean moneda corriente y también que apenas ningún entrenador haya sido penado por ello. Son legendarias las historias de antiguos y muy famosos mánagers británicos que recibían dinero por vender y comprar futbolistas. Entre ellos, Brian Clough, que hizo campeón de Europa al Nottingham Forest, y George Graham (Arsenal), uno de los pocos castigado por ello. La preponderancia del mánager que maneja presupuestos, toma decisiones y sin nadie por encima ha permitido que muchos abusaran.

“El que toca dinero, se queda dinero”, se dice también en inglés. Y hay mucho en el fútbol. Se puede conseguir ese premio en un traspaso de varias maneras: desde la exigencia de que éste se haga a través de un agente amigo al pago directo en un sobre.

La investigación del Telegraph, realizada durante nueve meses, habla de diez entrenadores involucrados y varios agentes. Uno de ellos llega a decir que en el fútbol, “todo se hace bajo la mesa”. Los datos apuntan a una corrupción profunda y hasta los pagos ilícitos a entrenadores tienen un nombre, “un café pequeño”. Un “café” de alrededor de 6.000 euros.

En su día la policía investigó a Harry Redknapp, que llegó a admitir en un juicio que tenía una cuenta en un banco de Mónaco a nombre de su perro, pero la única acusación posible fue que no pagó impuestos sobre un dinero dudoso. Extrañamente, la prensa a menudo suspende el juicio si el personaje en cuestión es muy popular o de mucha autoridad. La BBC preparó un documental en el que quería demostrar que algunos traspasos en los que Ferguson había estado involucrado podrían ser ilegales. Al final sus acusaciones quedaron diluidas y Ferguson decidió no hablar más con la corporación.

Pese a la estupidez máxima de un seleccionador que cobra más de 4 millones de euros negociando directamente un acuerdo comercial por medio millón, y a su comportamiento arrogante, muchos periodistas no veían nada erróneo en sus palabras. Ciertamente nada era ilegal, pero una persona así no puede representar a un país. La Premier vende su producto como nadie y su valor depende de la evaluación de su marca. El golpe está siendo duro porque hasta el presidente de la federación, Greg Clarke, dice estar “indefenso” ante la corrupción. ¿Hasta dónde llegan sus tentáculos?.

Ya sacudió antes a Clough, Graham, Alex Ferguson...

La sombra de la corrupción ha estado ligada al mundo del fútbol inglés desde el mismo momento en el que lo que era sólo un deporte se convirtió también en negocio. Sam Allardyce ha sido el último implicado pero no el único. El Telegraph ya ha dado más nombres de técnicos y dirigentes de la Championship y anuncia que hasta otros ocho entrenadores de la Premier también tienen cosas que esconder. Habrá más y los ha habido en los últimos años, décadas incluso. Hasta Sir Alex Ferguson vio en 2004 su nombre en las portadas de los periódicos después de que destaparan que su hijo Jason ejercía de agente de varios jugadores del Manchester United. El club cortó las relaciones con la agencia del hijo, pero Ferguson siguió entrenando en Old Trafford como si nada hubiera pasado. Décadas antes, en 1993, otro mito como Brian Clough y el exseleccionador Terry Venables se vieron salpicados en otro caso turbio por el cobro de cerca de 50.000 libras en comisiones en el traspaso de Teddy Sheringham. Cinco años después, la FA abrió una investigación con un dictamen negativo para Clough. Sin embargo, se retiraron los cargos por su estado de salud. Menos suerte tuvo en 1994 el técnico Gunner George Graham después de llevarse 425.000 libras como parte de los fichajes de Jensen y Lydersen. El Arsenal lo despidió y la FA lo inhabilitó durante un año. Dos después, no obstante, fichó por el Leeds para acabar su carrera en el Tottenham. Los escándalos se alejaron durante unos años del fútbol hasta tocar techo en 2006. Primero, otro seleccionador, Sven Goran Eriksson declaró abiertamente a un periodista del News of The World —que se hizo pasar por un jeque— que los entrenadores ingleses se quedan dinero de los traspasos. La FA abrió una investigación pero no averiguó nada. Ese mismo año la BBC, a través del programa Panorama, agitó Inglaterra con una investigación similar a la que estos días tiene entre manos The Telegraph. El propio Allardyce se vio salpicado también entonces. -E. F. Abascal.