Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 14 DE SEPTIEMBRE

Heath, de los Wolves, marca el primer penalti de la historia (1891)

Panenka lanzó uno de los penaltis más famosos de la historia por su técnica.
Diario AS

El reglamento del fútbol nació sin penalti y sin muchas de las cosas que tiene ahora, que fue adquiriendo sobre la marcha según se iban advirtiendo necesidades. Esa idea común de que el reglamento del fútbol ha sido intocable desde su primera redacción es equivocada. El reglamento experimenta cambios y mejoras constantes desde su primera redacción, en 1863, hasta 1925, cuando Stanley Rous le da prácticamente la forma que tiene ahora. Desde entonces, el único cambio realmente significativo ha sido la prohibición de ceder el balón al portero. El penalti surge a raíz de una jugada producida en un partido de cuartos de final de la Copa inglesa entre el Notts County y el Stoke, en Trent Bridge. En el último minuto, con el partido 1-0 a favor del Notts, uno de sus defensas, Hendry, rechazó el balón con la mano cuando entraba en la portería. Según estaba previsto entonces, se señaló una falta directa sobre la línea de gol, con el meta del Notts situado justo detrás de ella.

Como es lógico, no tuvo problemas en rechazar el tiro y el Notts ganó el partido y se clasificó para las semifinales. La jugada dejó mal sabor de boca y se discutió durante meses la forma de resolver casos así. Hasta que se llegó, no sin grandes opositores, a la invención del penalti, un tiro a doce yardas (once metros) desde un punto fijo. El portero se podía adelantar hasta el borde del área chica.

Después se le obligó a esperar el tiro sobre la raya, sin poder adelantarse, aunque sí se podía mover lateralmente sobre esta. Desde 1930 hasta 1992 se le obligaba a estar inmóvil en la raya, con los pies quietos hasta que el balón hubiese sido puesto en movimiento por el lanzador. Luego se le permitió de nuevo desplazarse lateralmente por la raya, y así es ahora: puede moverse por ella, pero no adelantarse. Se decidió que esa nueva «pena máxima» se aplicaría para todo tipo de infracciones graves cometidas en el interior del área, lo que daba más solemnidad a este espacio. El chutador no podría amagar previamente. El primero de todos los penaltis lanzados en la historia lo transformó Heath, para el Wolverhampton, contra el Accrington. Poco a poco fue siendo algo común, pero al principio levantó gran escándalo entre los sectores más tradicionales, que lo consideraban una especie de gol de matarife, algo que envilecía el juego. La Federación Amateur, deslindada de la profesional desde la propia creación del profesionalismo, tardó muchos años en admitirlo. Y durante mucho tiempo los metas del Corinthians, uno de los grandes clubes ingleses de la época, se negaban a aceptar el castigo y se dejaban batir visiblemente, esperando el tiro apoyados en un poste, en firme ademán de protesta.