366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 1 DE SEPTIEMBRE
"A mí, Sabino, que los arrollo" (1920)
La primera vez que España hizo una selección de fútbol fue en 1920, a fin de participar en los JJ OO de Amberes. Por entonces no teníamos aún liga (que no empezaría hasta el año 1929), pero el fútbol ya se vivía con alguna intensidad en el país. Acudían a los partidos varios miles de aficionados, se cobraba por las entradas y empezaba a colarse un profesionalismo disimulado. Para hacer ese primer equipo se eligió en primer lugar a un trío seleccionador, compuesto por Julián Ruete (Centro), Paco Bru (Cataluña) y Luis Astorquia (Norte), que organizaron varios partidos en Vigo, Bilbao e Irún (siempre buscando campos de buen césped, como los que iban a encontrar en Amberes), de lo que ya entonces se empezó a llamar «probables» contra «posibles».
Finalmente partió el grupo, por tren, desde Irún a Amberes, donde se estrenaría el 28 de agosto ante Dinamarca, con victoria por 1-0. Todo un éxito, porque el danés era un fútbol muy desarrollado. Queda para la historia aquella primera alineación: Zamora, Otero, Arrate; Samitier, Belauste, Eguiazábal; Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichichi y Acedo. Zamora se convierte de golpe en la sensación del torneo. El segundo partido es ante los locales, Bélgica (que luego ganarían el oro), y perdemos 3-1, pero dando de nuevo buena impresión. El tercer rival es Suecia, ante el que va a llegar el primer gol de máxima celebridad del fútbol español, a los que solo podrán compararse después los de Zarra a Inglaterra, Marcelino a la URSS y Torres a Alemania. El gol alcanzaría enorme eco sobre todo por la descripción que de él hizo el periodista gallego Manolo Castro, alias «Handicap», en un libro sobre la competición publicado al regreso bajo el título Las proezas de nuestra Selección en Amberes. El relato, sin quitar punto ni coma, fue este:
«(…) España, al reanudar el partido, como obedeciendo a una consigna, arremete de una forma tan imponente que a los dos minutos logra un “freekick” frente a una línea lateral del área de penalti. Sabino va a ejecutar el castigo, y José Mari, situado en actitud retadora, entre los suecos ante la boca del “goal”, grita: “¡Sabino, a mí el pelotón, que los arrollo!”. Y, efectivamente, Sabino lo envía por alto, un sueco pretende alcanzarlo, pero aparece la corpulencia de Belauste con tal entrada y tan formidable cabezazo al pelotón, que este y varios suecos ruedan por la portería. Fue un verdaero “goal” hercúleo».
El tal José Mari era José María Belausteguigoitia Landaluze, futbolísticamente Belauste, enorme medio centro del Athletic. Su apellido y el de Pagaza (Pagazaurtundua), extremo derecha, eran utilizados por los pocos aficionados españoles para animar a España con un sonoro y prolongado: «Be-laus-te-gui-goi-tia-pa-ga-zaur-tun-dua. La jugada fue narrada años después con más adornos por Zamora, en sus memorias, pero la versión es básicamente la misma. El caso es que España ganó dos a uno a los suecos y que aquel grito de Belauste puede ser fijado como el nacimiento de la furia española. España regresaría con la medalla de plata, tras ganar después sucesivamente a Italia (2-0) y a Holanda (3-1), y aquel éxito provocó el gran estallido del fútbol español.