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REAL MADRID

Bale: diseñado para las finales

Ha sido protagonista en los últimos cuatro títulos blancos: su sprint ante Bartra en Mestalla, el vuelo sin motor en Lisboa, el gol en el Mundial de Clubes...

Bale marcó el 2-1 ante el Atlético en el minuto 110 de la final de Lisboa.
Bale marcó el 2-1 ante el Atlético en el minuto 110 de la final de Lisboa.Alex Livesey
AStv

Lo de Bale son las finales. Aunque haya tenido altibajos durante sus tres temporadas en el Real Madrid, especialmente en materia de lesiones, destapa el tarro de las esencias cuando llega día de la verdad. Se muestra impenetrable a los nervios y las altas pulsaciones que caracterizan estas partidos. Parece creado para los partidos a cara o cruz. Y es que ha jugado un papel protagonista en los últimos cuatro trofeos que el Madrid llevó a sus vitrinas…

El día que le arrancó las pegatinas a Bartra.

16 de abril de 2014, final de la Copa del Rey en Mestalla. Enfrente el Barça y al lado una BBC coja porque faltaba Cristiano, lesionado dos semanas antes contra el Borussia en Champions. En el minuto 85 de un Clásico muy disputado salió dela nada El Expreso de Cardiff para irse con una velocidad insultante de Bartra y recorrer 59,1 metros en 7,04 segundos, en los que dio 30 zancadas y seis toques al balón, antes de batir con un disparo entre las piernas a Pinto. “Míster 100 millones firmó una obra maestra de potencia y clase”, sintetizó La Gazzetta dello Sport. El propio Bale estaba, tras levantar la Copa, en una nube: “Ha sido el gol de mi vida”.

En Lisboa completó el '92:48' de Ramos.

Si en Valencia se sacó de la manga el gol de su vida, un mes y ocho días después logró otro de un valor incalculable. Ramos inyectó vida al Madrid con su histórico cabezazo en Da Luz cuando la final agonizaba, pero el que le plantó la estocada definitiva en el minuto 110 fue Bale. Di María intentó marcar con el exterior pero el balón rebotó en Courtois, salió despedido por el aire hacia el segundo palo y allí apareció el galés para ganar el balón en el cielo a Alderweireld. “Creo que me pasé dos días en el aire antes de cabecear esa pelota”, recordaba esta semana entre risas el propio Bale.  

En Cardiff no marcó… pero asistió.

El 12 de agosto de 2014 la Supercopa de Europa se puso en disputa en Cardiff, la ciudad natal de Bale. Un Real Madrid-Sevilla en la cuna del dragón madridista que parecía diseñado para su tercera gran noche de gloria consecutiva. Cristiano se llevó finalmente el gran mérito (suyos fueron los dos goles en el 2-0 a los de Emery) pero Bale estuvo brillante y el primer tanto blanco fue una asistencia espectacular suya al segundo palo. No pudo marcar, pero salió de Cardiff ovacionado por sus paisanos.

Marrakech, último gol antes de la debacle.

El galés también aportó en la consecución del Mundial del Clubes en Marruecos. El 20 de diciembre de 2014, el Madrid era un club feliz antes de despeñarse precisamente desde el inicio de 2015. Aquel Mundialito fue un punto de inflexión y Bale marcó el 2-0 final ante San Lorenzo de Almagro. Un gol simbólico por ser un punto aparte con lo que vendría después. Lo consiguió en el 51’ tras un gran pase de Isco y después de un chut centrado en el que ‘cantó’ el portero argentino Torrico. Un gol para conseguir la escarapela de campeones del mundo de clubes que acabó siendo maldita para el Madrid.

¿Y Milán? 

Queda por saber qué hará este sábado en San Siro. Aparecerá sin marcar aún en esta Champions, pero fue el mejor en la vuelta de semifinales contra el City aunque el gol blanco, en un disparo suyo, se lo acabó concediendo la UEFA a Fernando en propia puerta. Sea como fuere, está en su mejor momento y amenaza con soltarse la coleta. “Para esto es para lo que vine al Madrid, para jugar finales y ganarlas”.