“Los clubes de fútbol deberían de asesorar a los padres”

La gente que ama el fútbol base tiene un brillo especial en los ojos cuando habla de cantera. Escucharles reconforta. Detrás de cada Carvajal, de cada Iniesta, de cada Koke, está la ilusión de quien cree y quien apuesta por lo de abajo. Danone y AS decidieron por ello reunir a un grupo de expertos para debatir sobre las raíces de nuestro fútbol, algo tan decisivo como secundario.

José Manuel Llaneza (vicepresidente del Villarreal), Jordi Lardín (responsable de la cantera del Espanyol), Ana Rosell (exfutbolista), Luis Milla (exseleccionador Sub-21), Carlos Bosch (coordinador de la Danone Nations Cup) y Miguel Cardenal (secretario de Estado para el Deporte) ayudaron a entender qué ocurre en la base y a qué se debe. “Jugar al fútbol cuesta dinero. Nosotros, como gobierno, sabemos que hay niños que no tienen los medios para federarse. Por eso hemos aprobado una partida de 15 millones dirigida a las federaciones territoriales para pagar los costes de niños con dificultades económicas”, introduce Cardenal.

La visión femenina la pone Ana Rosell: “Llevamos un retraso de 30 ó 40 años, por eso aún podemos intentar modelar. Por fortuna cada vez es más normal que una niña juegue y hasta los 12 años muchas lo hacen entre niños. La televisión y las marcas son muy importantes para este impulso”. “¿Y la entrada del Madrid?”, se le pregunta. “También, claro. Sólo hay cuatro equipos de Primera sin sección femenina y uno es el Madrid. Es sorprendente”.

Sanciones. Surge enseguida un asunto troncal en cuanto a cantera últimamente: la normativa de la FIFA y las sanciones a Madrid, Barça y Atlético. “En España estamos dando la razón a los niños extranjeros que no pueden jugar y reclaman hacerlo”, recuerda Cardenal. “El problema es que en el fútbol hay trampas. Se puede traer un chico de Argentina, hacerlo jugar en regional y al año siguiente inscribirlo. Los clubes deberíamos ponernos topes”, argumenta Lardín. Llaneza es más directo. “¿Un chico está mejor en Rosario en un barrio marginal que en Villarreal jugando y estudiando?”.

Milla entra en juego cuando se habla sobre la educación y la conducta de los jóvenes: “Los clubes deberían tener charlas con los padres, no sólo con los chicos. Yo, en mi etapa como seleccionador, dejé sin convocar para un Europeo Sub-21 a Jordi Alba porque no me gustó su comportamiento. Eso hay que hacerlo”. En ese sentido, Bosch recalca la “aportación a la formación” que supone la Danone Nations Cup alevín que ellos organizan. “El primer premio es para los árbitros”, aclara.

Los representantes son otro problema. “Desde los 11 años tienen agente, que les da botas y les dice que el entrenador no tiene ni idea si no les pone. A un jugador nuestro de 17 años se lo llevó el City pagándole ¡3 millones de euros! a su padre. No se dan cuenta de que su formación allí es muchísimo peor que aquí”, cuenta Llaneza.

El fracaso escolar también es común. “Existe fuera del fútbol, no es exclusivo. Lo que sí decimos a quien ficha por nosotros es que les pagamos por entrenar, no por jugar. Es una forma de que respeten a los entrenadores”, cuenta Lardín. “Nosotros a quien saca malas notas le castigamos sin salir, no sin jugar”, dice Llaneza. “Falta fútbol de barrio”, resume Milla. “Hemos ganado a nivel técnico y táctico, pero se está perdiendo el fútbol de la calle”.