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ATLÉTICO 2 - CELTA 3

Uno por uno: errores capitales de Saúl, Godín y Giménez

Los centrales no marcaron bien a Pablo Hernández en los dos goles que hizo; el medio cedió un balón en la medular que acabó en el golazo de Guidetti.

Formación del Atlético ante el Celta.
Formación del Atlético ante el Celta.JESUS AGUILERADIARIO AS
LALIGA

Así fue la actuación de los jugadores del Atlético de Madrid ante el Celta, en el partido de vuelta de cuartos de final de Copa del Rey en el Vicente Calderón

Moyá: Poco pudo hacer en el gol de Pablo Hernández, desasistido por su defensa. Arriesgó mucho en alguna acción con los pies en la primera parte. En la segunda le llegaron dos zarpazos donde no se le apreció fallo, aunque tal vez es la capacidad de Oblak para aparecer hasta en esas ocasiones lo que les distingue a ambos. Castigado por los fallos del Atleti en defensa. 

Juanfran: Intentó ser profundo, pero el Celta se aplicó mucho en las dobles marcas por fuera para evitar que los laterales rojiblancos estuviesen cómodos. Apenas pudo hacer algún ataque limpio y en defensa sufrió con las contras del Celta, complicadas para regular en el repliegue. 

Giménez: Durante la primera parte lo pasó algo peor a la hora de recular cuando el Celta robaba en campo del Atlético. En el 1-3 falló en la marca a Pablo Hernández, culminando el mediocre partido de la zaga atlética. 

Godín: Entre él y Gabi no se entendieron para marcar a Pablo Hernández en el gol del Celta. A la hora de sacar el balón cuando el Atlético necesitaba apretar en busca del empate, se le vio con decisión. En el 1-3, de nuevo Pablo remató sólo en el corazón del área. 

Filipe: Como Juanfran, sin espacio para atacar ante el sistema del Celta. Berizzo ha preparado muy bien el partido (ya lo hizo en la ida) y sabe que cortar los flancos era el camino más corto para que el Atleti se ahogase por el centro. 

Saúl: Muy activo en los primeros minutos, tuvo el gol cerca dos veces: en una se lo negó Rubén y en la otra se durmió y tocó defectuosamente el balón. Pero su fallo en el 1-2 le condenó: una pérdida tonta en el medio acabó con Guidetti poniendo el balón en la escuadra de Moyá. Dejó el sitio a Óliver en el 63’. 

Gabi: Como cinco del equipo, sufrió muchas veces para insuflar calma a su equipo y perdió algún balón peligroso. Sufre en ese puesto, sobre todo con balón. Sin balón, la eficiencia de siempre, aunque perdió control (como todos) tras los goles del Celta en la segunda parte. Mal en la marca, junto a Godín, en el 0-1. 

Koke: Suyo fue el primer intento del Atlético, en un disparo que se marchó desviado por poco. Peligroso en las acciones a balón parado, algo más apagado en el juego continuado. Con los minutos perdió fuelle.

Griezmann: No había aparecido mucho hasta que hizo el empate en un gol de listo, cazando un rechazo tras un disparo de Carrasco. Con el 1-1, el panorama parecía mucho más soleado; pero no pudo impedir la debacle. 

Vietto: El argentino estuvo muy activo como delantero centro, pero tiende demasiado a la zona medular y no ocupa siempre los puestos de un nueve como lo haría alguien más acostumbrado a ello. Muy luchador y haciendo gala de su habilidad con el balón en espacios cortos. Casi marca el 2-1 en el arranque del segundo tiempo y gozó de varios disparos de costado para mostrar su buen pie; en todas las ocasiones a sus tiros les sobró sutileza y les faltó mala intención. 

Carrasco: Simeone le pide que dispare más y eso hizo. En el primer intento, del rechazo de su disparo casi sale un gol de Vietto; en el segundo, llegó el empate de Griezmann. Es el más capacitado para el desborde, aunque a veces lo fíe todo demasiado a su habilidad. Diluido, como todos, en la segunda parte. 

Sustituciones:

Correa: Nada más salir, tuvo el 1-2 en una acción que acabó en el larguero. Con 1-3, se inventó un jugadón que finalizó en el 2-3; control orientado, finta con uno-dos entre los pies y punterazo pegado al poste. Un golazo que, por desgracia, no vale de nada (salvo para deleitarse con la repetición, que no es poco). 

Óliver: Ingresó al campo con 1-2, con un Atlético que iba a buscar la remontada mediante el dominio; el 1-3, casi inmediato a su salida, lo torció todo. Se vio en un partido casi irremontable con un equipo agotado física y mentalmente.