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BARAKALDO 1 - VALENCIA 3

Voro, talismán para el Valencia ante un mejor Barakaldo

Los locales se vieron frenados por Ryan. Parejo marcó el 1-3 de penalti a un delantero, Iker Hernández, que se puso los guantes imitando a su padre Patxi.

Álex Quintanilla trata de robar el balón a Santi Mina.
Álex Quintanilla trata de robar el balón a Santi Mina. LUIS TEJIDOEFE

Voro es talismán. Sus datos como técnico interino así lo atestiguan. Se comprobó en Lasesarre, donde el Barakaldo fue muy superior hasta que le hundió una conexión entre Alcácer, en dudosa posición, y Gayà. La grada protestó muchísimo el posible fuera de juego que sentenció a su entregado equipo.

Los fabriles habían demostrado que, aunque parezca increíble, juegan mejor hoy que el Valencia. La primera mitad fue un buen baño en claridad con la pelota, intensidad y hasta en el balón parado, a pesar de las torres que alineó Voro.

Si el Barakaldo no se marchó con una buena renta al descanso fue por dos intervenciones del guardameta Ryan, que con su alineación parece dejar claro que Jaume seguirá en el banquillo tras la última voluntad de Nuno, y porque a Joao Cancelo le dio por marcarse un fantástico jugadón por la línea de cal, solventado con un imaginativo golpeo de exterior. Empezaba el martirio del otro Jaume, habitual suplente en los gualdinegros.

El único tiro a puerta de los levantinos gahasta el descanso llegó en un momento clave. Los locales ganaban ya por 1-0 gracias al oportunismo de Alain Arroyo, que es un demonio en el área. Segundos antes del empate, Ryan había evitado con una buena estirada un tanto del canario Armiche, que dio la noche a Orbán.

Yurrebaso, por dos veces, y el inquietante Alain habían sembrado el pánico en el equipo de Voro. Parejo no encontraba con quién asociarse y Diallo estaba como un flan ante los veteranos puntas locales.

Todo empezó a cambiar en la segunda mitad con la entrada de Alcácer, Gayà y Enzo Pérez, decisivos en los dos últimos goles que dejan la eliminatoria casi resuelta. El último llegó en un penalti que mandó a la ducha al meta Jaume. Hizo que el delantero del Barakaldo Iker Hernández se calase los guantes de portero, imitando a su padre, Patxi, que fue guardameta en la Real Sociedad, donde fue suplente de Arconada. Parejo le engañó.