El Alcorcón gana (0-1) a un Sabadell sin pegada

El Sabadell está jugando con fuego y, si se toman en consideración las sensaciones transmitidas ante el Alcorcón, acabará quemándose. Al Alcorcón le bastó un tanto de Djené para sumar tres puntos y volver a asomar al conjunto arlequinado al infierno. Si mañana puntúan Osasuna o Racing volverán a ocupar puestos de descenso.

El Sabadell apareció en escena dispuesto a marcar su territorio y Crespí la tuvo en el2’, pero su cabezazo se marchó fuera. Esta primera ocasión parecía una declaración de intenciones pero con el paso de los minutos el conjunto de Mandiá se diluyó. No fue por el empuje de un Alcorcón que creaba peligro a cuentagotas y sí porque, tras la lesión de Hidalgo, el centro del campo no carburó. Las ayudas llegaban tarde y una vez tenían el balón en los pies apenas lograban encadenar dos pases seguidos. Tanto Nauzet como Javi Jiménez eran meros espectadores y solo tuvieron que intervenir ante los intentos estériles de Djené, Guichón y Kiko Olivas.

Pero cuando algo puede salir mal, sale y sino que se lo digan al Sabadell. Guichón avisó en el39’y en el42’, Djené hizo el 0-1 ante la apatía defensiva arlequinada porque el togolés se adelantó a todos tras el despeje de Nauzet al cabezazo de Nagore. Solo la tuvo que empujar y obligó al Sabadell a remar, una vez más esta temporada, a contracorriente.

En la segunda parte el ritmo impuesto por el Sabadell tampoco hacía presagiar grandes alegrías y el Alcorcón lo aprovechó para ir adquiriendo buenas sensaciones. En el50’, pudieron hacer aún más grande la brecha pero entre Kiko Femenía y David Rodríguez no acertaron. Tras ello, Mandiá movió ficha dando entrada a Benja para intentar espolear al equipo pero fue contraproducente porque se entró en una fase de stand by. Apenas se contabilizaron ocasiones de gol. Y esta fue la tónica hasta el final del encuentro porque Javi Jiménez no apareció bajo el foco. La fortuna le pudo ser esquiva al Sabadell pero para encontrarla hay que buscarla. Los arlequinadas ya encadenan dos derrotas consecutivas y a la espera de mañana, dejan de depender de sí mismos.