Dos equipos agarrados a la Copa

San Mamés dicta hoy sentencia. Esperemos que no en viernes. Athletic y Málaga se juegan el pase a semifinales a partir de las diez de la noche y, con la escasa pegada que tienen, hay quien les ve lanzando penaltis de madrugada. Trabajo por fin para Herrerín y Ochoa, que libraron en La Rosaleda. Es probable que para entonces Javier Tebas ya esté metido en la cama, como los niños rojiblancos que hoy se perderán en directo su torneo favorito. Qué más da, si lo importante es la tele.

Ambos equipos quieren agarrarse a la Copa, ya que se ven con opciones de meterse en la final. Para el Athletic, supondría el salvavidas de una temporada que se está complicando más de lo esperado. Con lo que entusiasma en Bilbao, ha cundido tanto el miedo por la Liga que se habla más de Illarramendi y los agobios clasificatorios que de pasar y dar una alegría al pueblo. Ya se sabe que el fútbol es un estado de ánimo, muy cambiante. De ahí la importancia de un triunfo.

El Málaga jamás ha optado al título y eso ya es todo un aliciente. Javi Gracia lo ha entendido. De ahí que, liberado del miedo a bajar, reservase el pasado domingo a quienes serán sus delanteros hoy, Amrabat y Juanmi. Lo lógico es que guarde a Javi Guerra en el banquillo por si es necesario hacer un esfuerzo final.

Valverde tiene ante sí un panorama muy diferente. Su tocado Athletic se juega muchísimo en la visita al Levante, sesenta horas después del choque. De ahí que su duda radique en alinear a Aduriz de salida o dar rienda suelta a Williams para tener a su goleador más fiable en la reserva, para un caso de emergencia.

Más cambios. Su pequeña ventaja es que Muniain e Iturraspe no jugaron el domingo, por lo que se supone que estarán frescos como una lechuga. Necesitan, además, liberarse mentalmente. Son dos piezas indiscutibles que han perdido mucho valor, como el propio Susaeta. Así le va al equipo rojiblanco. Txingurri tiene el problema, o la suerte más bien, de que San José está enrachado. Quizás siga en medio campo o termine de central pese a la velocidad que, presumiblemente, marcará la punta de ataque malacitana.

Es de esperar que el público aparque durante el partido sus reproches para tratar de llevar en volandas a sus leones. Los dos clubes se juegan mucho, pero otro revés del Athletic abriría una herida muy difícil de suturar por el cirujano Valverde. Y eso que no debe temer por su futuro, porque Urrutia no piensa en otra cosa que seguir con él. No es un tema de cabezonería, sino de sentido común con un entrenador capaz que ha metido al Athletic en la Champions por segunda vez en su historia. Con el ruido electoral que se viene encima, este pase supondría un remanso de paz.

Gracia, a torpedear a su ex compañero Urrutia

Javi Gracia, técnico del Málaga, se formó en las categorías inferiores del Athletic, al que llegó en juveniles. Coincidió una temporada en el Bilbao Athletic (1989-90) con el hoy presidente rojiblanco, Josu Urrutia, que descendió al filial para recuperarse de una lesión. Jugó catorce partidos con Gracia formando pareja en el medio campo. El navarro se tiraría dos años más en Lezama y, visto que no promocionaba, se fue al Lleida. De allí pasó a Primera, a Valladolid, Real Sociedad y Villarreal antes de terminar su carrera en el Córdoba. Hoy puede torpedear a su ex compañero.