REAL MADRID - ATLÉTICO | Simeone
'Si olvidamos que somos peores que Madrid y Barça nos harán 4'
El Cholo fue protagonista de 'Asado Reservado' en Canal + respondiendo a las preguntas, entre otros, de Maldini y su excompañero en la albiceleste Gustavo López.
Simeone fue el protagonista de un sensacional programa llamado 'Asado Reservado' en el que estuvieron presentes Maldini y Gustavo López como entrevistadores del Canal +. La conversación durante la comida fue exquisita. En ella, habló de la mentalidad de su equipo para las eliminatorias a dos partidos como la que deberá disputar el jueves.
—Gustavo López: Si yo hubiera tenido la mitad de pulmones que tenía el Cholo… (Risas)
—Simeone: No sé si les he contado que compartíamos habitación en la selección.
—G. L.: Toda la vida. Desde el 94.
—S.: Era el único que me aguantaba.
—Maldini: En Gustavo hay un buen entrenador. Cholo, ¿llegarás a trabajar con él?
—S.: Seguro.
—G. L.: Lo que pasa es que no sé si voy a poder trabajar con él. En la charla te vas dando cuenta poco a poco que yo sé mucho más que él… Imagínese lo que podía pensar la grada (Risas).
—S.: Lo importante es tener mucha gente que sepa, entonces tienes menos trabajo…
—G. L.: Tiene un cuerpo técnico maravilloso. Se aprende mucho de ellos. Germán, el Profe… La capacidad de reciclaje y de mentalizar al equipo que han tenido. Yo como jugador pienso: "van saliendo jugadores importantes del plantel. Se fue el delantero centro más veloz, se fue el portero que me salvaba diez puntos… ¿Ya ahora qué hacemos?" Esa mentalidad la da el entrenador. Que un entrenador sea capaz de seguir motivando a un equipo del que van saliendo jugadores y entrando otros de diferentes características es de admirar.
—S.: Cuando te proponen una renovación de diez jugadores como la que hemos tenido es entusiasmante porque no todos los chicos son iguales, y poco a poco se van sintiendo parte del equipo. Lleva un tiempo. Está claro. Se ve a Griezmann cada vez más enganchado a Mandzukic que es parte de la filosofía de vida del equipo. Este equipo tiene una vida y ¿cuál es? Como juegan. Si sumas mucha gente que piensa de la misma manera, más allá de que jueguen mejor o peor. Normalmente para estar en el Atlético, todos juegan bien. No pasa por jugar bien para ganar, pasa por como lo transmites y cómo compites. La verdad es que tengo a mucha gente similar. Lo ves en Mandzukic, en Raúl García, en Saúl, en Tiago, en Godín, en Miranda, en Giménez, en Juanfran… Todos con el mismo corte. Puedes jugar mal, pasa. Mire el primer tiempo en Bilbao, pero no había problema. Era pasar el primer tiempo, hablar dos cosas y los ves otra vez ahí. Porque son competitivos. En un plantel no vas a tener a 25 competitivos, pero si tienes a 16 o 14… miren Raúl García. Primer partido de la Supercopa contra el Barcelona y el entrenador Simeone le deja fuera de la lista. Al día siguiente, a las ocho de la mañana el tipo ya se estaba entrenando. No es casualidad que después lo llame la Selección. Puede jugar en muchas posiciones. Es un tipo competitivo, lo transmite al grupo y no es fácil. Todos no piensan igual. Algunos dicen yo necesito jugar y prefiero irme a un equipo donde juegue 20 partidos, acabamos el 14 en la tabla, individualmente tengo alguna valoración pero colectivamente, mal. Es aceptable. Hay jugadores así en todos los equipos. Cuanto menos jugadores tengas de ese tipo, más preparado estarás para competir.
—G. L.: Pero estamos de acuerdo en que eso lo implantaste tú.
—Simeone: No. Nosotros transmitimos la idea y tuvimos la suerte de encontrar tipos nobles. Recuerdo una charla que tuve con Guardiola. Me dijo: “La suerte que tengo es que tengo tipos a los que les gusta jugar a la pelota”. Cuando escuchas a alguien como él, en su momento de éxtasis, decir eso es fabuloso porque la esencia del juego es encontrar tipos que quieran ganar que quieran jugar la pelota que quieran entrenar que quieran competir. Que se molesten porque les dejas fuera pero al día siguiente se vuelven a entrenar para decirte: “Flaco, rómpete la cabeza si no me pones a mí”. Creo que el Atlético en los últimos años se ha acercado más a los que pensamos así y así va a ser difícil sacarle de ahí.
—M.: El cambio de Diego Costa por Mandzukic le ha hecho cambiar el estilo con más pelotas por arriba…
—S.: No, no por arriba, más por fuera… Este año tenemos mucha más posesión. A algunos les encanta, a mí no me gusta tanto porque creo que la posesión sirve para que el rival se acomode. Si es porque conlleva un cambio de ritmo, me encanta. Si es una posesión que te aletarga y quieres cambiar de canal… Es como en las películas. Si te gustan las películas de acción o una novela de amor.
—M.: ¿Qué le va a aportar la vuelta de Torres?
—S.: Estoy muy contento porque tenemos la posibilidad de seguir recuperando la esencia. Seguir recuperando compromiso. Seguir sumando gente que viene a estar en un lugar que siente propio. Nos va a aportar porque el tipo quiere. Porque es querido, la gente lo respeta. Porque trae jerarquía. Porque viene a competir. Su lugar será el que él nos traiga. Lo que no hizo llegar a él fueron sus características, tener la posibilidad de elegir entre la posesión y la velocidad.
—G. L.: Además un tipo inteligente como él se tiene que rebelar ante lo que le está pasando.
—S.: Es un desafío muy lindo. Nos va a dar una mano importante. Primero a él para continuar con su carrera y al equipo para darle un montón de alternativas. Elegir entre él y Mandzukic, jugar con tres delanteros…
—M.: ¿Es inigualable el año pasado?
—S.: Yo creo que estamos bien, pero el equipo va a ir de menos a más. La verdad es que no sé cuál es el techo. La llegada de Torres va a ser importante para el ambiente, para el equipo… Muy positivo. De momento nuestro objetivo es seguir creciendo.
—G. L.: ¿Cómo reactivaste al equipo después de empatar con el Málaga y dejarlo todo para el partido del Camp Nou?
—Simeone: Cuatro jornadas antes les fui hablando a los chicos. Me parece que fue contra el Elche. Les dije: “Cuidado, este es el momento más peligroso. Después de haber remado todo lo que remasteis pensáis que el campeonato puede caer por esa inercia. Pero va a venir un árbol que se meterá entre las ruedas y te va a atrancar. Todo va a estar en la solución que nosotros encontremos para solucionar el campeonato”. Hay una tensión añadida que te hace pensar en cómo festejar y todo lo que te va a pasar a partir de, que en ganarlo. Pero si no ganas no va a pasar todo eso. Es peligroso, todo el mundo te dice que ya está…Y es mentira, son las trampas del fútbol. A mí me pasó. En un campeonato que gané con el Lazio. La Juventus tenía que perder el último partido y nosotros ganar. Y lo hicimos. Me tocó vivirlo y sabes que puede pasar. Que te puede tocar perder con el Levante y luego salir campeón. Después de aquel partido, algunos de los chicos me decían que en los primeros 20 minutos no podían mover las piernas y veníamos de ganarle al Chelsea en Londres. El cansancio no era excusa. Cuando no estás tan acostumbrado a ganar, como nos pasa en el Atlético, las piernas empiezan a pesarte. Te bloqueas y no sabes por qué.
—G. L.: Si pesaban contra el Levante, imagina en el Camp Nou…
—S.: Todo depende de aislarte de todo el cúmulo de cosas de alrededor. Porque no teníamos nada, podíamos perderlo todo. Estábamos en la final de la Champions y nos jugábamos la Liga. Te tienes que central en jugar la pelota.
—G.L.: ¿Por qué el equipo es tan duro en las eliminatorias?
—S.: No quiero que suene prepotente, pero estoy tranquilo en esos partidos. Sé que los van a jugar bien, porque es vencer o morir. Y los míos no le tienen miedo a la muerte. Es algo que posiblemente los demás no tienen. Cuando fuimos a Barcelona, dificilísimo. Si lo piensas bien, ni vas. El Profe lo decía y tenía razón. No podemos ir allí a jugárnosla. Y es así. El Barça en casa con la posibilidad de ganar la Liga en un partido. Ni vas. Se dieron todas las situaciones extrañas en un primer tiempo. El gol de Alexis, las lesiones de Costa y Arda… Me quedaba un cambio para 60 minutos. Pero en los últimos cinco minutos tiramos tres córners y había olor de que el otro no estaba bien. No me pregunte por qué. Llegamos al vestuario y hablo con Burgos. “Estamos bien muchachos, créanme en lo que les digo, estamos mejor que ellos. En los último cinco minutos se percibe que hay lío. En cuento logremos hacer un gol, el partido se termina”, les dije y así fue. Hicimos gol en el momento ideal.
—M.: Lo que me asombra es que si miras su plantilla comparada jugador por jugador con la del Barcelona es seguro que es peor…
—S.: Pero nosotros sabemos que somos peor que ellos, esa es nuestra virtud. El día que lo olvidemos nos hacen cuatro. Fuimos a jugar al Bernabéu en Copa y salimos con una formación muy técnica, alejada de lo que somos nosotros. Y aquel día el Madrid salió a jugar como jugamos nosotros. Tienes que saber que ellos no paran. Si te pueden hacer seis goles te hacen seis goles. No te puedes enojar cuando te hacen el cuarto, no, enójate cuando vayan cero a cero.
—M.: ¿Para qué sirvió aquella derrota?
—S.: Esa derrota fue genial para esperarlos en el partido de Liga en el Calderón.
—G. L.: ¿Por qué casi siempre tus equipos juegan 4-4-2?
—No es un sistema fácil porque se acaba haciendo muy largo. No es fácil ver a dos delanteros. Ver a Falcao y Costa juntos no es fácil. Costa y Villa no es fácil. Tienes que tener a dos que trabajen. No pasa por ser bueno pasa por trabajar. En función del trabajo puedes empezar a pensar en el 4-4-2. A nosotros ese sistema nos permite ocupar mejor la mitad de la cancha. Lo que me gusta a mí. Menos con características de extremos y más de volantes. Eso hace que el medio sea más mío.
—M.: Hay veces que se tienen jugadores muy buenos pero no sabes dónde ponerlos.
—S.: Yo creo que el jugador muy bueno se adapta. El jugador con jerarquía se adapta al sistema. Nuestro primer Atlético era con Diego a la derecha, Gabi, Tiago o Mario, Arda a la izquierda y Adrián y Falcao. Con Juanfran y Filipe por detrás. Características defensivas, cero. El segundo año apareció Koke y se fue Diego. Y no varió mucho. Koke tiene más características tácticas que Diego y Costa encontró el lugar que tenía Falcao. Villa tácticamente es un genio. Tiene una jerarquía fabulosa y puso su talento al servicio del equipo. Encontramos un equipazo. Los jugadores importantes se terminan involucrando en un sistema. Hay equipos con muchos buenos jugadores que no funcionan. Este juega bien, este juega bien y luego nada. ¿Cuántos minutos tiene un futbolista un balón en el pie? Muy poco. Así que ¿cuánto importante es la ocupación de espacios? Mejor ocuparlos donde el entrenador lo elija durante todo ese tiempo. A los entrenadores nos hacen mejores los futbolistas. Les preparamos para jugar en ese espacio. Nosotros tenemos ideas, pero los que las llevan a cabo son ellos. Si ellos no toman una buena decisión… Porque la diferencia entre Ancelotti, Löw o el chico que trabaja en Segunda B es sólo la experiencia. Después todos sentimos lo mismo. Lo puede transmitir mejor uno u otro, o tener una reacción después que impacte en el equipo. Pero de fútbol, sabemos todos parecido.
—M.: ¿Qué le pasó a Argentina en el Mundial de 2002?
—G. L.: Fue inexplicable. Quedamos fuera en la primera fase. Un grupo magnífico. Bielsa nos reunió el día después del partido en el que quedamos eliminados para analizar el porqué.
—S.: Algo que habla muy bien de él. Nos explicó su punto de vista, lo analizó todo y recuerdo que Burgos se levantó a abrazarle el primero. Germán no había jugado y lo había pasado mal. Bielsa en el último momento había decidido que Cavallero fuera titular en su lugar, pero para que vean cómo es el fútbol cuando hay unidad, compromiso. Se me pone la piel de gallina al recordarlo. Le pegó un abrazo… Nos pusimos a llorar todos. Le había dejado fuera del equipo en la parte más importante de su carrera. Ya no iba a haber más Mundiales para él, pero habla de fuerza de Bielsa en la conducción del grupo y de la nobleza de Burgos. Recuerdo otra en el Mundial del 94 con Basile. El Coco siempre fue para mí un tipo extraordinario. Cuando el tipo te hablaba te transmitía un montón. Él hacía la charla previa el día anterior y nos llamó antes de jugar contra Grecia. Después de 20 minutos de charla nos dijo lo que íbamos a hacer después en el entrenamiento y de repente le dice a Batistuta que él no iba a salir a entrenarse. “He soñado que te lesionas”, le dijo. ¡Y no se entrenó! Se lo dijo serio, no de chiste.
—G. L.: Con esa voz ronca que tiene además…
—S.: Teníamos un equipazo en el 94. Yo siempre lo cuento y es difícil para el que lo escucha, pero el mejor partido que hicimos en ese Mundial fue contra Rumanía. Y nos quedamos fuera. Fue impresionante cómo jugó el equipo. Pudimos hacer cinco goles o seis goles. Yo hice en ese partido la mejor jugada de mi vida. Con cero a cero en el primer tiempo arranco por el medio y entre tirarla para adelante y gambetear, que es lo mismo para mí (risas), voy dejando gente atrás, no se sabe si por potencia o por habilidad, y le meto un balón buenísimo a Balbo que se la pica al portero pero estrella el balón en él. Esas jugadas son las que, a partir del gol del rival, empiezas a pensar que podrías haber tenido ahí el pase.
—G. L.: Yo recuerdo siempre la jugada de la Copa de América en la final con México.
—S.: Sí en la final. Me mandan un balón largo y lo peleo con el lateral izquierdo. Sale de lateral y me queda muy cerca. La agarro rápido y sacó al área para Batistuta, que hace la maniobra y marca con la izquierda. Quedó como La lateral de Simeone… (Risas).
—G. L.: Después el Atlético hizo una idéntica con Falcao contra el Depor.
—M.: Yo recuerdo la del Mundial del 98 contra Inglaterra.
—S.: La que le hicimos al Oporto. Pero Esa jugada Verón la cambió sobre la marcha y en lugar de jugar previamente conmigo, que debía pararla para dar tiempo al movimiento de despiste de Batistuta, le metió un pase directo a Zanetti. Después yo la ensayé un montón de veces en todos los equipos, pero es difícil llevarla a cabo. En Oporto, con uno a uno y 42 minutos del segundo tiempo, con los equipos quebrados de cansancio. Es el momento. Porque cuando estás fresco estás más atento. Nosotros resolvemos muchas veces a pelota parada, pero intentamos que sean cuando el partido avanza. Es más fácil. Hay cambios, jugadores que entran desde el banquillo y que no están tan metidos en el juego, el cansancio… cosas que puedes aprovechar porque hay menos atención que al principio. No se esperaban que Arda fuera a salir por detrás de la barrera. Nos salió perfecta y le pegué un abrazo enorme a Germán.
—G. L.: Has jugado con los mejores jugadores de Europa. ¿A quiénes destacarías sobre el resto?
—S: Primero a Verón. El mejor momento de Verón nunca fue valorado. Capacidad, técnica, personalidad, jerarquía, gol… Hacía de todo. Muy completo. Y después el jugador que me sedujo fue Boksic. Terrible. Técnicamente una bestia.
—M.: ¿Qué pasó en Jamaica?
—S.: Bueno, eso viene de un partido clasificatorio contra Bolivia. Íbamos 0-0 jugando en el Monumental y en el minuto 42. Imaginen. El campo era un murmullo, lo peor para el futbolista. Y en el Monumental… El aire llegaba al campo. (Risas). Entonces llega un córner, el balón sale despejado y Gustavo engancha una volea a la escuadra. Clasificados y de vacaciones una semana a Jamaica.
—G. L.: Y cuando llegamos al hotel no permitían niños. El Cholo estaba con los suyos en el hotel de al lado. Yo estaba de luna de miel. Me había casado antes, pero no había tenido tiempo y lo organicé así. Al segundo día me suena el teléfono en la habitación a las 8.30 de la mañana. Es Simeone. “Che, voy a salir a correr con el Pupi Zanetti, ¿te vienes?”, me dijo y yo de luna de miel… No lo podía creer. Aparte yo había hecho el gol… Recuerdo también la concentración en la Copa América del 99, con el Cholo y con Palermo. Fue la concentración en la que menos dormí. El Cholo no dormía.
—M.: ¿Por qué?
—G. L.: Estaba por pasar del Inter a la Lazio. Me volvió loco.
—S.: Yo no me quería ir. Me cuesta cambiar de lugar. Yo, por ejemplo, del Atlético de Madrid al Inter tampoco me quería ir. Porque cuando encuentro un lugar donde me siento bien, me identifico mucho con el lugar. No me gusta cambiar por cambiar. Yo les decía que no me quería ir.
—M.: ¿Y cómo le convencieron?
—S.: Porque me invitaron a irme… Después fue de lo que mejor me podía pasar porque estuve cuatro años en Roma donde la gente de la Lazio se comportó maravillosamente. Ganamos la liga después de 50 años…
—M.: Su hijo Gio tiene ahora el Sudamericano.
—S.: Es el momento más importante para los pibes. Es el primer paso al Mundial de los grandes. Los chicos que van a participar con 20 años va a marcar que siete, seis, cinco de ellos estén en el Mundial que viene. Ellos son la camada. Ojalá que le vaya bien y lo puedan ver. El grupo es muy competitivo.
—M.: Gio vas a jugar de nueve en ese torneo.
—Gio Simeone: Sí. Yo dentro del área y que no me saquen de ahí.
—G. L.: Si lo observan es un chico que se mueve bien detrás de los defensas.
—S.: Yo les digo a los padres que hay que preparar a los chicos para competir, pero para competir en la vida no sólo en el fútbol. Algunos dicen que en casa son de una manera y en el trabajo y en el fútbol son de otra. Mentira. En la vida soy de la misma manera que en el trabajo. Si soy noble, soy noble, si soy competitivo soy competitivo. El otro día Carlos Gómez Matallanas hizo una carta enorme, yo se la mostré a todos los jugadores. Hice 16 copias y se la di a leer a los jugadores antes de jugar en L’Hospitalet. Yo la había leído y me emocionó. Les dije: “Léanlo, esto es la vida”.