Atlético - Real Madrid
El efecto Torres desafía a un Real Madrid que tiene dudas
El Niño será titular ante un rival con Keylor Navas, Varane y Khedira (21:00, Canal+ 1). Ancelotti prescindirá de James o Isco para reforzar la medular.
A partir de las nueve de la noche, Fernando Torres dejará de ser amor nostálgico para convertirse en pretendiente, cortejador y solicitante. La diferencia es sustancial. A partir de hoy, Fernando Torres ya no volverá a ser El Niño porque dejará de estar congelado en el tiempo. Cabe la posibilidad de que el final feliz de este cuento de Navidad se viviera en su presentación ante 45.000 aficionados, hace tres días, siete años después. En muchas historias se hubiera bajado entonces el telón, éxito asegurado, lágrimas incluidas. Lo de ahora es un final incierto. Acabó la Navidad, pero prosigue el relato. Torres reaparecerá contra el Real Madrid y lo hará como delantero titular del Atlético. Esta noche sabremos si el amor lo puede todo.
Ni siquiera el pragmático Simeone escapa del encantamiento que provoca Torres entre los atléticos. Ayer el argentino no sólo confirmó su titularidad sino que olvidó su obsesiva prudencia para declarar que su equipo es candidato a los tres títulos que disputa: “Sentimos que podemos competir por todo, Liga, Champions y Copa”. Nunca habíamos visto a un Cholo así, tan alejado del partido a partido, tan públicamente optimista y tan manifiestamente enamorado.
Convicción. Su estreno en el once titular nos despeja una duda maligna: el Atleti no utilizará a Fernando Torres como estampita de San Pancracio, como revulsivo para los últimos minutos o como delantero honorífico. En el club, de los despachos al banquillo, parece existir la convicción de que El Niño retomará su carrera donde la dejó, como si no hubieran pasado cuatro años desde su mejor momento de forma, como si Chelsea y Milán no hubieran prescindido de él, como si el amor lo explicara todo.
A falta de que el balón eche a rodar, el efecto está conseguido: el Atlético parte como favorito emocional y su nivel de euforia se asemeja al del Valencia. El Madrid también ha contribuido a esa sensación. Empezó por vencer sin brillo y ha terminado por no ganar, ni los bolos ni los duelos al sol. De relamernos con un récord histórico hemos pasado a las dudas filosóficas. Desde el domingo, se pone en cuestión el sistema (Isco+James+BBC), el encaje de Bale y el reparto de minutos. La exageración es inevitable, pero no debería cundir el pánico por perder un partido que se debió empatar.
Dicho esto, es verdad que hay estadios y rivales que aconsejan una fortificación del mediocampo; no olvidemos que el Madrid ha completado gran parte de su racha victoriosa con mediapuntas reconvertidos en centrocampistas (Kroos, James, Isco). Y no siempre alcanza, especialmente contra mediocampistas cuajados y feroces como los del Valencia o el Atlético. Por eso, hoy se espera de inicio la corrección que Ancelotti presentó en la segunda parte de Mestalla: Khedira por James o Isco. En noches como esta por fin se echará de menos a Xabi Alonso.
En el once. Bale, de momento, no se toca y hay argumentos para defender esa decisión. El primero es que el galés es el único de los delanteros que no juega en la posición que más le favorece y también el único al que se exige compromiso defensivo. Ese escorzo permanente y el ansia por reivindicarse son excusas válidas (todavía) para justificar algunas obcecaciones, o que a veces chupe como en el recreo.
Keylor, Varane y quizá Coentrao serán las otras novedades de un Real Madrid que, a día de hoy, está más amenazado por la pérdida de confianza que por la fortaleza de sus rivales. En plantillas tan desbordantes, cada giro del destino (lesión, cansancio, derrota) es una oportunidad: para que juegue quien precisa minutos, para reforzar el sistema, para estimular al grupo...
El partido que se espera del Atlético no será, en esencia, muy distinto del que planteó el Valencia, con proliferación de tipos duros (Mario, Raúl García, Saúl, Gabi). Es decir, choque físico, táctico y fiado a una distracción del rival, en juego o a balón parado. Por ahí, por la estrategia, se hace mucho daño a los equipos como el Madrid, muy poco habituados a hincar los codos, a analizar vídeos y memorizar dibujos.
Hay atléticos que aseguran que al Cholo le importa más la próxima visita al Camp Nou que la Copa. Nos demuestra que aún quedan aficionados inmunes al enamoramiento. Sólo necesitan un gol de Torres. Hoy mismo. Y verán.
La crónica del Barcelona - Real Madrid con AS.com.