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Cruzada contra la Violencia

Objetivo de 2015: año sin ultras

Ministerio del Interior, CSD y LFP se mueven con contundencia contra esta lacra. La Federación lo hizo tarde, pero aprobó un cambio en su reglamentación.

Madrid
LA GRADA DE MARATÓN, CERRADA. El Deportivo cerró la Grada Maratón inferior donde se ubican los Riazor Blues para dos partidos. Fueron los dos ante el Málaga, uno en Copa y otro de Liga, en el que además se colocó una gran pancarta que decía “Riazor, 100% fútbol”. Fue esta una medida mucho menos contundente de la que llevó a cabo el Atlético, que expulsó al Frente Atlético como peña oficial de la entidad.
Sanchofoto

El año que empieza debe ser el de la lucha definitiva para erradicar a los grupos ultras del fútbol español. La muerte del hincha de Depor Jimmy ha provocado un cambio de actitud en todas las instituciones implicadas en la lucha contra la violencia en el deporte. Ministerio de Interior, CSD y LFP han mostrado, desde la multitudinaria reyerta que dejó en evidencia a nuestro fútbol, una actitud decidida y conjunta en aplicar la normativa que ya hay al respecto (la Ley 19/2007). Hay mucho trabajo atrasado. Sólo la RFEF dio muestras de sentirse ajena a lo sucedido. Villar retrasó hasta tres veces la reunión de su Comisión Delegada, que debía aprobar un cambio en veinte artículos de su Reglamento General y su Código Disciplinario. Cuando por fin se aprobaron los cambios (22 de diciembre), sorprendió al anunciar la creación de una Comisión de Trabajo Antiviolencia propia que deja fuera al CSD, y que además es paralela y solapa sus tareas con la Comisión Estatal contra la Violencia en el deporte que depende del Gobierno. Por último, la FEF aún no ha enviado sus modificaciones reglamentarias antiultras al CSD, un trámite obligatorio, ya que tiene que aprobarlas para que sean efectivas. Ninguna de las nuevas medidas aprobadas con tardanza por la FEF entrarán en vigor en esta jornada.

Pero los aficionados deben aferrarse a la idea de lo que se va a hacer este año para combatir a los ultras. En este sentido fue importante el anuncio del Ministerio del Interior, que les aplicará el mismo plan de actuación que tiene contra las bandas latinas (grupos organizados y violentos de carácter juvenil). Se asume así que los ultras tienen un componente ideológico que supera el ámbito deportivo. Y se luchará contra ellos con más medios e investigación. “No habían recibido la debida atención”, admiten.

El CSD ha reaccionado también con contundencia (aunque le falta reactivar el Observatorio contra la violencia en el deporte). Cardenal presidió el 4 de diciembre, en su sede, una reunión con LFP y FEF y luego se anunciaron una serie de medidas: descensos de categoría para clubes que colaboren con los ultras, pérdida de puntos por incidentes, inhabilitación de directivos, control en la venta de entradas, presencia de delegados de la LFP en los campos, libros de registros de ultras... y cierre de campos. Todas estas medidas (absolutamente todas) están contempladas ya en la Ley de 2007 contra la violencia en el deporte. Al menos, el secretario de Estado, Miguel Cardenal, ha abanderado ese movimiento conjunto para reactivar la norma contra los ultras y fortalecerla, y hacer que se cumpla la Ley. La Comisión Antiviolencia (dependiente del CSD) ya ha pedido a los clubes el libro de registro de sus aficionados (la gran mayoría no lo tenían aunque era obligatorio) lo que facilitará, si se actúa con mano dura, impedir que los radicales entren en los estadios.

Los cambios en la reglamentación de la RFEF también serán importantes. Aunque sólo hay dos grandes novedades. Por un lado, el cierre ‘parcial’ de los estadios. Antes, la normativa (la Ley de 2007) establecía el cierre mínimo (por insultos o exhibición de símbolos prohibidos) en cuatro partidos, y siempre cierre total. Ahora se dará la posibilidad del cierre parcial y puntual, lo que hará que el organismo sancionador no tema las consecuencias de aplicar la ley. El problema es que Villar ha querido que el primer cierre de la grada sea parcial y el siguiente en el mismo campo, total. La LFP pretendía sólo cierres parciales. El CSD tiene potestad de retocar los cambios de reglamentación propuestos por la FEF... y lo hará. El otro aspecto importante del cambio de reglamentación de la FEF es en cuanto a la posibilidad del delegado del partido (figura que ya debería de existir, pero que se potenciará) de ampliar el acta arbitral. Consignar gritos racistas o pancartas prohibidas es en sí una prueba, y ayuda a sancionar.

Hay una voluntad conjunta (la RFEF está obligada moralmente a remar con el resto) de erradicar a los ultras. Hay medidas que ya existían pero que se fortalecerán. Hay, en suma, una perspectiva de tener un 2015 sin radicales en los estadios...