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Grupo F | Irán

Policía militar, federal y ejército escoltan al combinado iraní

Irán es considerada unas de las selecciones susceptibles de sufrir atentados en eventos de tanta magnitud y está en el rango de máxima protección.

SIN GENTE. Irán lleva a cabo uno de sus primeros entrenamientos de estos días en Brasil en un recinto en el que sólo suele acceder la prensa acreditada.

Irán es una de las selecciones que, por motivos geopolíticos, está recibiendo más seguridad por parte de la FIFA y el gobierno brasileño en este Mundial que ni siquiera ha comenzado todavía. Su hotel en Sao Paulo, al que llegó el pasado fin de semana, está completamente sitiado y es casi inaccesible para nadie, incluidos los periodistas que cubren la información iraní.

El perímetro de seguridad, de hecho, es casi de un kilómetro, lo que hace inútil acercarse hasta allí para tomar una foto o pedir un autógrafo a ninguno de los aficionados que tuvieran la remota intención de hacerlo. Es más, los fotógrafos tuvieron que emplear sus mejores teleobjetivos para sacar la instantánea de su entrada al recinto, hace ahora unos días, en una caravana que además del autobús con la expedición arrastraba a 12 furgonetas de la Policía Militar, otras tantas de la Federal, tres camiones del ejército y un helicóptero escoltando desde el aire.

Irán es considerada unas de las selecciones susceptibles de sufrir atentados en eventos de tanta magnitud y está en el rango de máxima protección junto a Estados Unidos, Rusia, Japón y Francia. Sus jugadores no salen del hotel y el aeropuerto del que volarán para los diferentes partidos se encuentra a tan sólo cinco minutos en autobús. Tan sólo es posible tener contacto con ellos en los entrenamientos abiertos para la prensa y en las conferencias que se programan normalmente por indicación de la propia FIFA.

Medidas. Brasil se ha tomado muy en serio la seguridad en el Mundial para que no haya incidentes. Por las noches es habitual ver numerosas patrullas de policía e incluso del ejército en las zonas más turísticas de las diferentes sedes. Ocurre en las playas de Copacabana e Ipanema en Río pero también en los barrios más céntricos de Sao Paulo o Salvador.

La presidente Dilma Roussef fue la que dio la orden personal de que también el ejército, además de la policía, se movilizara entre las calles. Todo ello después de que las protestas de los contrarios al Mundial afectaran uno de los días al autobús de la selección brasileña en su paso por Sao Paulo. La gran fiesta del fútbol siempre requiere la máxima atención posible y, en el caso de Irán, con más motivo.