REAL MADRID-ATLÉTICO DE MADRID
La expedición de Powerade llega a Lisboa para ver la final
Los participantes de Camino a Lisboa han cubierto la distancia entre Madrid y Lisboa atravesando campo a través Madrid, Ávila y Cáceres hasta entrar en Portugal.
La expedición Camino a Lisboa de Powerade llegó hoy al Parque de las Naciones de la capital portuguesa. Tramo a tramo, los ciclistas que emulan la Powerade Ion 4 Madrid-Lisboa (de la que se disputa la segunda edición del 26 al 28 de septiembre) han ido cumpliendo largas etapas que han atravesado campo a través las provincias de Madrid, Ávila y Cáceres hasta entrar en Portugal y ponerse a tiro del estadio Da Luz, donde verán la final de la Champions tras haber completado el desafío de la marca Coca Cola que apuesta por “la promoción de la vida activa y los hábitos de vida saludables”. Con ese propósito invitaron a varios periodistas para formar tres grupos mezclados con profesionales y locos de la bici de montaña de Powerade y de la organización, que corrió a cargo de RPM Events, que cumplieron el trayecto por relevos.
Los participantes de Camino a Lisboa han cubierto la distancia entre Madrid y Lisboa campo a través. El primer día (jueves) se atravesaron las localidades de Boadilla del Monte, Robledo de Chavela, Burgohondo, Navalperal de Tormes y Navaconcejo. Todas ellas se volcaron con el paso de la caravana… En el segundo día (viernes) se pasó por Alcántara, Cañaveral y Cedillo, aún en España, para luego pernoctar a pocos kilómetros de Lisboa, donde se realizó el último tramo con el que hoy ha finalizado el reto en el lisboeta Parque de las Naciones.
En todos los pequeños pueblos que ‘tocamos’, siempre en parajes excepcionales, aún recuerdan el paso de los ciclistas durante varias horas, incluso ya de noche, en la primera edición de la Powerade Ion4 Non-Stop. El recorrido que esta vez mezclaba periodistas y profesionales era menos exigente, con tramos neutralizados, pero manteniendo la base de la verdadera Powerade Ion4 Madrid-Lisboa en la que se recorren 770 kilómetros para llegar de una capital a otra non-stop, ¡sin paradas!, por equipos de dos, tres o cuatro personas. Un desafío total para la resistencia del deportista en la que en su primera edición participaron más de 400 corredores.
El grupo que esta vez ha ‘caminado’ hacia la final de Lisboa en este peculiar reto era heterogéneo. Tres profesionales del ciclismo, Óscar Pujol, Vidal Celis y Julen Zubero, cracks de las dos ruedas que han participado en varias grandes vueltas y que ahora buscan tiempo para reunirse y participar en este tipo de retos para los amantes de la mountain bike (son los últimos ganadores de la Powerade Ion4). Manu Tajada, el director deportivo de la carrera, que ha diseñado (probándolos en la mayoría de los casos) el trazado de los tramos, siempre entre idílicos paisajes, que unen las dos ciudades (también es el director técnico de la Titan Desert, organizada igualmente por RPM y participa en la organización del Paris-Dakar) y Jordi Gayolà (Brand Manager de Powerade). Todos ellos, como los periodistas Chema del Olmo (Onda Cero), Gaspar Díez (Europa Press) y Roberto Palomar (Marca) expertos rodadores con miles de kilómetros en las piernas. Y el que escribe y Raúl Ruiz (Canal+) que, digámoslo así, aún estamos en plena pretemporada…
Pero la aventura (como sucede como la verdadera Powerade Ion4 Non-Stop o la Titan Desert) sería imposible sin toda la gente que hay detrás de los corredores, la verdadera caravana. Como Iván, Xavi y Andrés, que montan y desmontan en minutos las estaciones de hidratación que sirvieron para el cambio de relevos y que tanto atrajo a los habitantes de las localidades que visitamos. Arnau, el responsable de relaciones institucionales de la carrera que gestionó cada visita como avanzadilla. Iñaki, que a estas horas estará de vuelta a la sede de Orbea con el camión que portaba las sofisticadas bicicletas que nos sirvieron para venir a ver la final y que siempre tuvo a punto. Urko, un fisio espectacular por el que han ido pasando las piernas de todos, etapa tras etapa. Víctor y Ana, prensa y producción, siempre atentos a cualquier detalle (ellos sí que han hecho los más de 700 kilómetros al volante de las furgonetas de apoyo y transporte). Como Jaime, de la marca Powerade. Jordi y Marc, vídeo y fotografía (y algún avituallamiento espontáneo que sirvió de oasis cuando las fuerzas flaquearon). Y por supuesto Félix Dot, director general de RPM Events y supervisor de toda la logística.
Faltaría espacio para contar todas las anécdotas vividas durante tres días de este Camino a Lisboa. Muchos guardarán en la memoria el improvisado partidillo de fútbol en la plaza de Burgohondo o (los que consiguieron completarlas, entre los que obviamente no me encuentro) las etapas nocturnas entre arroyos y terreno pantanoso. O las caídas. Y el paso de la frontera de Raúl Ruiz y mío en barca mientras los demás daban pedales, en Cedillo, el pueblo más occidental de Extremadura donde, siendo la presa propiedad de una compañía eléctrica, es el alcalde, Antonio, quien abre y cierra el paso. Antonio, que insiste en que le llamemos Boti, ya espera a Raúl Ruiz en Cedillo para un partidillo de futbito. Yo aún no me explico cómo pude pasar al lado de la antena de la NASA de Robledo de Chavela y no verla, cegado por el esfuerzo de subir uno tras otro repechones interminables por caminos pedregosos. Ese día entregué la cuchara y puse pie a tierra en Cebreros, el pueblo de Adolfo Suárez… Y me di cuenta de que no estaba ni en pretemporada. El esfuerzo (repartido a partes un tano desiguales por razones obvias) que nos invitó a realizar Powerade y Coca-Cola con su iniciativa ha merecido la pena. El Camino a Lisboa nos ha traído a la final.