Real Madrid - Schalke 04
Cristiano Ronaldo no rota en el día de la juventud madridista
Partido de trámite con Nacho, Varane, Illarra, Isco, Jesé, Morata... (20:45, TVE1). El 1-6 de la ida deja el partido en un trámite. El Schalke saldrá con Draxler y Meyer.
No encontrarán en esta previa las palabras “remontada”, “milagro”, “susto”, “emoción” o “peligro”. Tampoco leerán la expresión “ogro alemán”. Esta vez, el texto no terminará diciendo que el rival ensayó los penaltis. El relato que sigue trata sobre un partido amistoso con himno de Champions, un homenaje a los jóvenes y a la paz mundial, una fiesta sin alcohol.
Entre los méritos del actual Real Madrid también hay que sumar este: el equipo de Ancelotti ha convertido en irrelevante un partido de vuelta de octavos de final de Champions. Y no sólo eso. Ha conseguido que, pese a todo, el interés permanezca. El estadio registrará una buena entrada y tampoco se espera que la audiencia televisiva se arredre. Falta sal, pero hay carne.
Para empezar, juega Cristiano. Oirán que lo hace por ambición personal, por marcar más goles, por competir con Messi. Personalmente creo que juega porque no hay otra actividad que le divierta más. Cristiano todavía no ha llegado a ese punto nihilista en que te cansas hasta de comer gambas. Todavía no le ha atacado el escepticismo, ni la prudencia, ni la artrosis. Suerte la suya.
La juventud es el otro aliciente. Hoy coincidirán en el once inicial del Madrid Isco (21 años), Jesé (21) y Morata (21). Por no hablar de Varane (20), al que ya tenemos casi por un veterano. Nacho e Illarra, ambos con 24 primaveras, ejercerán de hermanos mayores. El Madrid del futuro no debería ser muy diferente.
Talentos. El Schalke también luce jóvenes suficientemente preparados. De hecho, es lo único que puede lucir. Draxler (20) es una de las grandes promesas del fútbol alemán. La prueba es que el Bayern le ronda. Hoy sabremos cómo se ha recuperado de la parada que le hizo Casillas en la ida, aquel remate a bocajarro que Iker repelió con un ala. El pequeño Max Meyer (18 años y 1,69) es la otra perla del Schalke y así lo asume el club: ha sido renovado hasta 2018 con una cláusula de 25 millones de euros.
Promesas al margen, la estrella del Schalke es Huntelaar, madridista en 2009 (ocho goles en 20 partidos). Desde que regresó al equipo tras una lesión, el holandés ha conseguido ocho goles en nueve citas, cinco en sus dos últimos encuentros en la Bundesliga.
Si el Schalke sobrevivió en cinco días al 1-6 del Madrid y al 1-5 del Bayern es porque tiene una mandíbula de hierro. Hoy la pondrá a prueba el Bernabéu. La derrota más cruel del equipo como visitante en Champions es un 4-1, contra el United en 2011. Su peor resbalón en casa lo conocemos: 1-6 hace catorce días, contra los mismos de hoy. Como para ensayar los penaltis.