Sevilla
José Castro: "Sé quién soy, no me voy a dejar manejar por nadie"
José Castro Carmona, 55 años, es nuevo presidente del Sevilla. Socio desde 1976 (número de carnet 689), empieza un tiempo nuevo después de once años de era Del Nido.
En Sevilla todo el mundo sabe quién es Pepe Castro, pero fuera de allí es un anónimo. ¿Cómo se presenta?
—Como un sevillista como otro cualquiera que durante muchos años fue abonado de Gol Sur, Fondo y Preferencia. Un empresario hecho a sí mismo con la ayuda de mi cuñado, Francisco Guijarro, que cuando en un momento determinado se le necesitó, tiró hacia delante sabiendo que podía perder hasta lo puesto.
—¿Y en el club?
—Entré en el Sevilla como consejero y luego fui nombrado vicepresidente para áreas complicadas, de esas que no dan lustre. Por ejemplo, seguridad. Mi trabajo no salía en los papeles, pero me dio igual.
—Hasta ahora, digámoslo así, ha sido segundo entrenador. El vicepresidente bueno cuando se le requería. ¿Listo para decir lo que no gusta escuchar?
—Estamos en el Sevilla para servir al Sevilla. En mi caso, desde que la sociedad Sevillistas de Nervión compró un paquete importante de acciones. Lo hicimos más por sentimiento que por otra cosa. El club se desangraba. Entonces, y eso está escrito, nos jugamos nuestro patrimonio. No viene al caso ya recordarlo pero la gente sabe lo que tuvimos que hacer por la entidad. Roberto Alés (que fue presidente), Francisco Guijarro, López Miñán y Martín Baena no aspiraban a ningún puesto en el club y tanto José María (por Del Nido) y yo entramos. Trabajamos bien, levantamos seis títulos y la entidad ganó en todos los sentidos. Tengo una experiencia dilatadísima, así que sabré asumir el cargo.
—¿Cumple un sueño?
—Amo más servir al Sevilla que ser presidente y me hubiera quedado en otro puesto si hubiera pensado que fuese más válido desde ahí. Dicho esto, estoy orgullosísimo y sí: cumplo un sueño.
—¿Esto es un tiempo de ruptura nuevo, puro continuismo o la recurrida tercera vía?
—He trabajado mucho tiempo codo a codo con Del Nido y el Consejo. Lo único que quiero ahora mismo es tranquilidad, estabilidad y continuidad. Hemos hecho un equipo a tres años vista. No hay problemas personales ni de pagos. Todo está en orden. Tengo otra manera de ser a José María y otras ideas, pero sí venimos de la misma forma de pensar. Que nadie dude que se verá la mano del nuevo presidente en el momento necesario y en determinadas cuestiones. Lo que no quiero, bajo ningún concepto, es que al terreno de juego lleguen problemáticas de la institución. Los jugadores, a partirse al alma en el césped. De la tranquilidad en la institución ya me encargaré yo.
—La gente se pregunta si cuando haya una decisión importante que tomar, el primer teléfono que busque en la agenda va a ser el de José María Del Nido...
—José María no sólo es mi ex presidente sino mi amigo y mi socio en Sevillistas de Nervión. Y ojalá y Dios quiera que tarde mucho el momento en el que no tenga libertad. Dicho esto, le explico que en la comida de Navidad (en el restaurante Robles Aljarafe como es tradición en el Sevilla) estuvieron las fuerzas del club, la primera plantilla y la cantera y ya dije lo que sentía. Me acompañaron Rafael Carrión y Roberto Alés y todos me arroparon. Beberé de las aguas que me han enseñado. Mi maestro ha sido Roberto Alés, también Del Nido y empecé con Rafael Carrión. Pero quiero actuar de una manera determinada.
—¿Cómo?
—Sé que ahora seré la máxima autoridad del Sevilla, pero soy un hombre de consenso, no autoritario. Si tenemos un Comité Ejecutivo con cuatro personas (José María Manzano, hombre de confianza de Castro, Monchi y José María del Nido Carrasco), cuatro verán las cosas mejor que una. Si lo que yo pienso no se hace, no me importa siempre que se consensúe. Además, le daré más protagonismo al Consejo para que opine en decisiones importantes. Si cuatro pueden tener una capacidad para en el día a día, doce también aportarán su manera de pensar para asuntos de calado.
—Sabe lo que le espera. Unos le acusarán de delnidista y los nostálgicos, de rupturista o desagradecido. ¿Teme el hartazgo que pueda llegar a producirle esa sombra?
—Yo no temo nada en el Sevilla. Todo lo que haga será con mi corazón sevillista y mi sentimiento. Tengo la experiencia necesaria porque la he mamado todos estos años para luego actuar con la sapiencia necesaria. No voy a sentir ninguna presión. Sé quién soy y no me voy a dejar manejar. Yo dije que para ser presidente del Sevilla necesitaba independencia y se me ha entendido. Sé que Del Nido también lo entiende así. Y eso no evita que en determinadas cuestiones vaya a consultar. Por supuesto. Lo haré con la gente que durante todos estos años me ha demostrado que quiere al club.
—¿Qué Sevilla se encuentra? Llegó en un club en los huesos en el que hasta tuvo que poner dinero. Luego vivió la gloria de los títulos, ciertos problemas al final de ese ciclo fabuloso y este nuevo tiempo con cuentas de nuevo en orden.
—Usted lo dice: yo lo he vivido todo. El drama de los descensos a Segunda y no tener dinero literalmente ni para balones. Por suerte encontramos a Caparrós, que nos devolvió a Primera. Y luego, la bonanza de los títulos. Me encuentro una sociedad solvente y una plantilla nueva, con 14 nuevos jugadores y hecha a tres años vista. No puedo quejarme de nada pero tampoco me hubiera quejado si el equipo hubiera estado en Segunda. En el Sevilla se está por sentimiento y, por qué no decirlo, por las acciones que compramos porque en ese momento era necesario para la entidad.
—-¿Es un revés el no de José María Cruz? (debía ser el hombre fuerte económico y jurídico del club).
—Es verdad que pensábamos que él iba a estar con nosotros. No ha podido ser por las circunstancias que sean y no hay problema. Absolutamente nadie es imprescindible y si José María Cruz no está pues habrá una u otra manera de hacer las cosas. Tiempo al tiempo (Castro añadió en su toma de posesión que no descarta que en próximas fechas Cruz pueda entrar, pero no parece sencillo).
—Monchi, en principio, sí continúa. Pero tiene nuevos proyectos. ¿Va ser Monchi tan importante para Pepe Castro como para Del Nido?
—Monchi es un alto ejecutivo de la casa y no sólo como director deportivo sino como miembro del Consejo de Administración. Va a continuar de momento como subdirector general. Confío en Monchi mucho y bien, es una de las patas importantes del club. Ha demostrado que sabe hacer bien las cosas.
—-Del Nido llegó a definir su proyecto como “indestructible”. ¿Qué adjetivo tiene su idea de Sevilla?
—Mire, yo no quiero huir del protagonismo ni quiero decir que el presidente del Sevilla no sea importante pero sí me gustaría que se hablase más del Sevilla Fútbol Club y sus logros que del presidente del Sevilla. Lo digo con claridad porque lo siento así.
—-¿Y cómo será ese Sevilla?
—Actualmente tenemos discrepancias porque hay dos o tres equipos que tienen una superioridad económica que nosotros tenemos que corregir desde otras vías. Tenemos que hacer algo más de lo que generamos económicamente para tener mejor equipo. Y sin volvernos locos. Es más importante no tener problemas que conseguir metas deportivas que no están a nuestro alcance gastando más de lo que podamos. Y si se hace, será porque tengamos las espaldas cubiertas. Es importante ser realistas en esta época.
—¿Entonces pasamos del “indestructible” al proyecto de “perfil bajo”?
—Pues no. Vamos a pasar al proyecto del trabajo, de la constancia y, sobre todo, de la eficacia. Ojalá consigamos títulos, pero no a base de talonario. Hay que cambiarlo por capacidad, trabajo y eficacia. Para mí, la palabra clave es eficacia.
—-¿Tiene alguna idea mastodóntica en mente que nadie haya atacado antes? Tipo reforma del Sánchez-Pizjuán…
—He sido muy fiel a mis tres presidentes y todas las ideas que he tenido las he aportado. No me guardé ninguna idea. Primero, porque no sabía si sería presidente y luego, porque el Sevilla es más importante de las personas. Eso no significa que tengamos ideas llamativas. Pero la que venga será del aquí y el ahora. Somos de los cuatro clubes más saneados en España y eso es por haber sabido capitalizar nuestros recursos para hacerlo más importante. Antes del control económico impuesto por la LFP, el Sevilla ya había iniciado ese camino hacia la sostenibilidad.
—¿Qué día le dijo a su mujer: me va a tocar ser presidente?
—Para mi mujer no es ninguna alegría pero ella sabía que mi sevillismo me impediría decir que no si así se daban las circunstancias. Eso sí, ella y mis dos hijos estarán conmigo al cien por cien.
—Decíamos que pidió independencia el primer día ¿Podría explicar su concepto de independencia?
—Dependiendo de las familias accionariales sevillistas que hay en nuestro entorno, independencia es que me dejen trabajar con la misma libertad que yo he dejado a los demás todos estos años. No le quepa duda de que los últimos movimientos accionariales han cambiado un poco el mapa (Del Nido vendió recientemente un 7,25 por ciento de sus acciones al empresario cordobés Jesús León, movimiento que, confesó Castro anoche, “no me gustó”). Pero cuando Sevillistas de Nervión tenía mucha fuerza, que la sigue teniendo, el presidente trabajó a su gusto. Le dejamos actuar como él consideraba que era bueno para el sevillismo. Así que yo he pedido tener la misma libertad de criterio que han tenido los demás y que he dado. Yo no soy José María Del Nido. Tengo mi manera de pensar y de hacer las cosas. Sin prisas, pero sin pausa.
—El recibimiento del sevillismo en la calle ha sido muy parecido a su carácter: comedido y cordial. ¿Teme ruido accionarial o secuelas del proceso de Del Nido?
—No temo ningún ruido accionarial, todos han demostrado que están conmigo en este periodo intermedio. No temo nada. De nada y de nadie. Podré equivocarme, pero el objetivo es hacer un Sevilla más grande. Y ese es nuestro fin: Sevilla, Sevilla y Sevilla.
—Como el himno. ¿Apoya, por cierto, la petición de indulto a Del Nido?
—Por supuesto que le apoyo en su petición de indulto pero él ahora está en segundo plano y debe preocuparse de su problema con la justicia. Está en sus cosas. José María es una persona muy importante pero que no se nos olvide a todos que el Sevilla es más importante que todo y que todos.
—La última es la primera deportiva. Y no sencilla. El Atlético quiere fichar a Rakitic, pero el futbolista ya se ha convertido en bandera. ¿Le inquieta ser el presidente que venda al croata? La gente le quiere.
—Mire, estamos negociando con Ivan porque él está a gusto en Sevilla, ha encontrado la felicidad y ha progresado futbolísticamente. Pero es verdad que tiene sus intereses. Vamos a intentar cerrar su renovación y que se quede muchos años con nosotros. Pero el tiempo dirá qué ocurre con Rakitic. Si hay ofertas, se estudiarán.