BETIS 1 - ATHLETIC 0
Rubén Castro ha vuelto y Sola, no
El canario da la victoria al Betis con su primer gol en cuatro meses y el navarro, que volvía tras su lesión, falla un racimo de ocasiones que dejan a su equipo en desventaja.
Marcó Rubén Castro en la que tuvo y no lo hizo Kike Sola en ocho o diez remates ante Andersen y el Betis ganó cuando menos lo esperaba y quizá menos lo necesitaba, pues es en la Liga, donde es colista, donde tienen sus oraciones los verdiblancos. Marcó Rubén cuatro meses después de su último gol con el Betis y de una lesión que pareció meterle en el cajón de los torpes. Y ganó el Betis, sin merecerlo en juego ni ocasiones. A falta de fichajes (y puede que con ellos), el canario demostró que sigue siendo el futbolista más desequilibrante de un equipo, el de Garrido, necesitado de victorias, autoestima y sobre todo, la tremenda suerte que tuvo ayer. El 1-0 deja una eliminatoria abierta para la vuelta en Bilbao.
Casualidad o guiño del destino, Verdú y Beñat calzaban el mismo color de botas, un naranja chillón que evidencia más aún el gris momento de ambos. Verdú, que llegó a Heliópolis con vitola de estrella agrandó ayer su decepción mirándose en el espejo del 10 al que llegó a sustituir a Heliópolis, Beñat, que por cierto anda también muy lejos de las expectativas que creó en Bilbao. El de Igorre fue titular (había jugado 37' en los últimos siete partidos, todos de suplente, claro) y manejó a su equipo de manera ortodoxa, sin alardes pero con efectividad: sólo la falta de pólvora de Sola (sobre todo) evitó que pueda destacarse su actuación.
El dominio y las ocasiones fueron casi siempre del Athletic, al que como en Anoeta le faltaba un mejor remate o mejor rematador. Un mayor dominio de las áreas. El equipo vasco comenzó inquietando a balón parado, con tres córners peligrosísimos, el segundo salvado por una parada a bocajarro de Andersen (buen partido del danés, a quien se le sitúa ya fuera de Heliópolis) y el tercero por Salva Sevilla bajo palos.
Llegaban por banda los de Valverde, pero a Kike Sola le salían mucho mejor los desmarques que los remates, unos desviados y otros inexistentes. El navarro, que volvía después de su última convocatoria, tendrá que afinar mucho la puntería si quiere quitarle el sitio a Aritz Aduriz.
Porque el gol se tiene o no se tiene. Por rachas o para siempre. Porque el gol el Betis de esta década, el gol y muchas cosas más en ataque, se llama Rubén Castro. El canario tiró de picaresca para robar una pelota y ponérsela a Cedrick para empujarla. cinco metros de la portería y batido Herrerín, el congoleño la mandó casi al córner para desesperación de la parroquia local, que ve pocos goles este año en Heliópolis. Segundos después, Rubén le dio un taconazo a Chuli y el onubense puso a prueba a Herrerín por primera vez. El Betis se había animado y su estrella, Rubén, tantos partidos y meses apagada, se encendía definitivamente al cabecear un buen centro de Juanfran, al que Garrido, como Mel, quiere reconvertir en lateral (1-0, 42') y ayer ganó algunas papeletas para ello.
Le duró al Betis el efecto gol hasta después del descanso, capaz de hacer tres ocasiones claras nada más comenzar la segunda mitad. Cedrick enderezaba su actuación y Rubén seguía activo en el remate, aunque en una de ellas evitara él precisamente un cantado gol de Chuli, pues se interpuso entre la pelota y la red.
Se recompuso el Athletic, al que Valverde ha dado el empaque de los grandes equipos, pero sin punta porque Kike Sola recuperó su rival de remates fallados, dos de ellos solo como la una ante Andersen, otra más al larguero cuando ya se acababa todo. Mientras el Athletic desperdiciaba goles, la grada se animaba con un balón al palo, con el cambio de Beñat, aplaudido a rabiar, y con el debut del imberbe Abeledo, extremo de 18 años recién cumplidos que dicen (se dice tantas veces) es mejor que Joaquín. Esos eran otros tiempos en un Betis que ahora se conforma, y sabe a gloria, con ganar un partido y soñar con otra eliminatoria de Copa, con un futuro mejor que el ser colista de la Liga.