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Fue víctima de esta lacra

Diakité: "Mi familia tuvo que pagar 3.000 euros para mi viaje"

La historia de ‘Diamantes Negros’ es su historia. Un supuesto agente le prometió convertirle en estrella, pero una vez en Europa todo era una farsa. Sólo tenía 16 años.

Alassane Diakité.
Alassane Diakité.Chema Díaz

¿Cómo se convirtió en un Diamante Negro?

—Yo tenía 16 años. Jugaba en un centro de formación en Mali. El presidente tenía un acuerdo con un agente de París que, según se decía, estaba relacionado con varios equipos. Un día ese agente me vio y le gusté. Me prometió ir a grandes equipos de Francia. Me consiguió el visado, pero me puso una condición.

—¿Cuál?

—Que mi familia pagara los gastos del viaje. 3.000 euros.

—¿Cómo afrontó el pago su familia?

—Vengo de una familia pobre, y la situación no era fácil. Cada miembro de mi familia juntó un poquito de dinero, algunos vecinos me ayudaron… Pagamos y viajé a París. Solo.

—¿Y el agente?

—No fue nadie conmigo. Llegué a París. Esperé más de cinco horas en el aeropuerto. Conozco a chicos que después de pagar, nadie les fue a recoger y les repatriaron.

—¿Qué le dijeron?

—Nada. Otro hombre que no conocía comenzó a llamarme desde lejos, escondiéndose. Me metió en su coche y me llevó a su casa. Allí me di cuenta de que me habían engañado.

—¿Por qué?

—Primero porque me entrenaba solo con este agente. Solos él y yo. Pasaron tres semanas, un mes. Yo tenía un visado de dos meses y las pruebas con esos equipos no llegaban.

—¿Cómo sobrevivía?

—Dormía en su casa y me daba de comer. Al menos no dormía en la calle como otros chicos. Al quedar diez días para que me caducara el visado vi que me tenía que buscar la vida.

—¿Y qué hizo?

—En Madrid tenía un primo. Con el poco dinero que me quedaba, cogí un autobús y vine. Compartía piso con diez personas, dormía en el sofá…

—¿Su familia estaba al corriente de lo que pasó?

—Muchas veces les mentía para no hacerles daño. A veces pensé en volver, pero... Sabes que la puerta de tu familia está medio abierta, pero desean que no vuelvas.

—¿Por qué?

—Es cuestión de cultura, sería un fracaso. Muchos regresaron y están peor, buscándose la vida no sé cómo. Gracias a Dios me quedé y comencé a sentirme futbolista.

—¿Cuándo le comenzó a sonreír la suerte?

—Mi primo me dijo que se jugaba el Mundialito de la Inmigración. Varios equipos se interesaron en mí y el destino me llevó al Canillas, donde estoy jugando. Y tengo trabajo lavando platos en un colegio. Echando la vista atrás, se puede decir que he cumplido sueños.

—¿Cómo le llegó la oportunidad de actuar en Diamantes Negros?

—Por casualidad. Miguel Alcantud, el director, fue a la embajada para tramitar los papeles para viajar a Mali y allí le dijeron que conocían a un chico que había sido víctima del tráfico de menores. Nos conocimos y enseguida me dio un papel de camello. Lo que no hice en la realidad, lo hago en la ficción...