Real Madrid - Juventus
Del Piero: "Entendí lo de Özil como un sacrificio por Bale..."
Fue estandarte de la última gran Juve, como lo fue Raúl para el más reciente Real Madrid. Jugó con la 'Vecchia Signora' de 1993 a 2012. En Champions disputó 89 partidos.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos del Madrid?
—En los años 80 me fascinaba el Madrid de Butragueño, su astucia para encarar la portería. Yo he admirado por la tele a ese equipo de Buyo, Chendo, Camacho, Sanchís, Míchel, Hugo Sánchez...
—¡Lo recita de memoria!
—Tengo grabada la primera vez que fui al Bernabéu con la Juve en 1996, después de ver tantas veces ese estadio mítico por la tele. Luego seguí admirando la entidad con Hierro, Roberto Carlos... Y cómo olvidarme de Raúl. Lo admiro tantísimo... Creo que su carrera ha sido paralela a la mía. Pero ya como jugador, por encima de todo, recuerdo las semifinales de 2003, porque nos enfrentamos a un equipo de fenómenos como Ronaldo y Zizou, y logramos pasar. Hoy existe otro gran Madrid con Cristiano.
—¿Sigue siendo un hombre de club a pesar de marcharse?
—Siempre seré un tifoso de la Juventus. Lo era de niño, lo he sido cuando era jugador y capitán del club y lo soy ahora estando en el Sidney FC. Los tifosi me han dado muchísimo. Mi pasado no se borrará jamás. El legado no desaparece. ¿Podría ser de otra manera después de 20 años juntos?
—¿Quién empezó a llamarle Pinturicchio (un pintor renacentista) en la Juve?
—Fue Giovanni Agnelli, un hombre extraordinario, un fascinado del Real Madrid y del buen juego. Un día L’Avvocato dijo: “Si Baggio es Rafael, Del Piero es Pinturicchio”. Quería evidenciar que yo era un talento aún por demostrar, y que tenía posibilidades de llevar el número 10 mucho tiempo.
—¿En qué momento se encuentra la Juve ahora?
—Ha vuelto no sólo al camino de la victoria, como ha demostrado ganando las dos últimas ligas, sino a ser una gran escuadra. En Europa es diferente, pero el Madrid tendrá enfrente a un equipo maduro, con toda la determinación posible y con la necesidad de sacar puntos en los dos enfrentamientos ante ellos para pasar a la siguiente fase.
—¿Cómo recuerda el aplauso que el Bernabéu le dedicó tras su doblete en el 0-2?
—En mi carrera he recibido grandes manifestaciones de cariño, en Europa y en Italia. Pero por encima de todo recuerdo dos momentos: el homenaje de mi afición en mi último partido en Turín y el aplauso del Bernabéu después de mi doblete en 2008. Para mí vale tanto como un trofeo a nivel individual. Recibir la ovación del público en ese templo del fútbol no tiene precio. Fue increíble la deportividad de esa gente, su capacidad para aplaudir a un adversario aun perdiendo. Todavía hoy no me creo que me regalaran ese momento y agradezco esta entrevista para volver a reiterar mi agradecimiento.
—Fueron dos grandes goles. El segundo de falta con una barrera mal colocada por Casillas. ¡Menudo lío le montó!
—Yo lo veo de otro modo: la tiré genial (risas). Pienso que Iker colocó así la barrera para desorientarme, pero la puse en el ángulo justo. Fue un bello gol, y decisivo. Los goles bellos que no te hacen ganar cuentan muy poco.
—¿Intentó ficharle el Madrid alguna vez?
—No, pero mi contrato en Sidney termina en un año (risas).
—¿Usted empezó de portero?
—No... Empecé como centrocampista con el número siete. Sí es verdad que de muy niño tenía un compromiso con mi madre, que no quería que sudase para no enfermar, de quedarme en la portería. Fue mi hermano quien me dijo: “Tú estás para otra cosa”.
—Le preguntaba eso por si tenía una sensibilidad especial por la situación de Casillas.
—Es una sensación extraña ver a un capitán como él en el banquillo. Pero estoy seguro de que Iker se irá a lo grande. Es un portero extraordinario. Fue un honor haberme enfrentado a él y haberle hecho goles...
—¿Qué sensación le producía tenerle delante?
—Era muy difícil de afrontar. Explosivo, con coraje, fuerza física, presencia atlética... Lo ha ganado todo. Nadie vence tanto por casualidad, y menos durante un tiempo tan prolongado...
—¿Cree que el Madrid le está tratando bien?
—No conozco la situación.
—¿Messi o Cristiano?
—Es como decir: ¿mamá o papá? Messi es la fantasía, el talento puro que supera cualquier barrera. Cristiano es el genio combinado con una gran destreza física y la capacidad de ser concreto.
—¿Le sorprendió que el Madrid vendiera a Özil?
—Al principio me sorprendió. Pero en el fondo pienso que, para afrontar un gasto tan importante como el de Bale, se debe hacer algún sacrificio. De todos modos Özil me encanta. Es un grandísimo jugador en un puesto siempre muy complicado de entender.
—¿Cómo se llevaba usted con Ancelotti?
—Fue determinante en mi carrera en un momento complicado para mí (sufrió una lesión de importancia), y eso que no gané nada con él. Y se lo merecía. Por encima del técnico está la persona, y por eso lo aprecio tanto.
—¿Por qué le está costando tanto en el Madrid?
—No se puede cambiar todo desde el primer día. Él trabaja día a día, partido a partido, transmitiendo sus valores al equipo, su modo de ver el fútbol. Y al final los resultados llegarán, estoy convencido. Definitivamente, Carlo está en el grupo de técnicos que más me influyó, junto con Lippi, con el que vivimos la extraordinaria aventura del Mundial de 2006.
—¿Cree que Zidane triunfará como técnico pese a ser un hombre tímido?
—¡No es tímido! Es un hombre reservado, pero llega a ser un gran amigo cuando coge confianza. Es un hombre inteligente, y como tal, llegará a donde se proponga.
—¿Cuáles fueron sus ídolos de pequeño?
—Entonces jugaban en Italia Maradona, Platini, Zico....
—¿Tiene un favorito para la Champions?
—¿No puedo escoger una final entre Juve y Madrid?