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HOLANDA

Entre 1 y 6 años a los autores de la paliza mortal a un linier

Las penas son para seis menores y un adulto. Los jueces consideran probado que el asistente de un partido de juveniles murió por los golpes que le propinaron los agresores.

La Haya

El juzgado de la localidad holandesa de Lelystad (centro del país) condenó hoy a penas de entre uno y seis años a seis menores y un adulto por la muerte a golpes en diciembre de 2012 del juez de línea Richard Niewenhuizen, que falleció un día después de recibir la paliza.

"Los sospechosos dieron patadas a Niewenhuizen como si se tratara de una pelota", indicó hoy el juez que leyó la sentencia. La pena de seis años recayó sobre El-Hasan D., de 51 años, que es el padre de uno de los agresores, Yassine D., que a su vez fue condenado un año de cárcel, del que cumplirá diez meses en un correccional y dos bajo prisión condicional.

Los otros cinco juveniles, con edades entre 16 y 17 años, recibieron una condena de dos años de cárcel, de los que seis meses serán de prisión condicional. Los seis adolescentes serán ingresados en centros de detención para menores.

Los jueces consideraron probado que la muerte del juez de línea, de 41 años, fue causada "directamente" por la paliza recibida al término del partido jugado el pasado 2 de diciembre de 2012 entre el equipo de su hijo, los Buitenboys, y el visitante Amsterdam Nieuw Sloten, al que pertenecían los agresores.

Durante el juicio se puso en duda que la muerte del juez de línea estuviese directamente relacionada con la agresión y que pudiera estar debida a dolencias que ya padecía la víctima. Los jueces han basado su fallo en declaraciones de testigos, entre los que se encontraba el hijo del fallecido.

Los recursos de la defensa para anular la validez de esas declaraciones por el vínculo emocional entre la víctima y el testigo han sido rechazadas por los jueces. De entre los acusados solamente Yassine D. se declaró culpable de los hechos.

De acuerdo con informaciones publicadas tras la muerte del juez de línea, el partido debió ser interrumpido en varias ocasiones por presuntos episodios violentos, a pesar de que no hubo ninguna decisión arbitral excesivamente polémica. Tras la agresión, el linier, que recibió patadas en la cabeza, abdomen y el cuello, pudo levantarse por su propio pie, pero luego se sintió indispuesto y fue trasladado al hospital, donde falleció al día siguiente.