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EL ANÁLISIS DEL MADRID

El uno por uno del Madrid en la final: suspenso general

Cristiano, estelar durante buena parte del partido, llevó la bandera del Madrid pero tuvo un mal final. Modric y Özil lo intentaron. La defensa fue un caos. La pizarra, lo mismo.

Coentrao naufragó ante Diego Costa.
Juan Carlos HidalgoEFE

El Madrid tiró a la basura un inicio estupendo de partido en cuanto se echó atrás después del estupendo 1-0 de Cristiano Ronaldo. Luego es cierto que produjo oportunidades, pero ya no tuvo suficiente control y acabó desfalleciendo. Vio crecer al Atlético hasta verse derrotado, impotente, malhumorado, y con dos tarjetas rojas: la de Cristiano Ronaldo y la del técnico, José Mourinho. Este es el análisis, uno por uno, de los jugadores del Real Madrid que participaron en la final.

Diego López. Mal. Falló en el primer gol en el disparo de Diego Costa y falló más gravemente en el segundo. El centro de Koke iba fuerte pero no anticipó a tiempo a Miranda. Lento. En el disparo de Diego Costa del 1-1 requería una respuesta más ágil y resistente de su mano izquierda. Eso sí, también salvó un mano a mano al brasileño.

Essien: Sufrió ante Arda y ante Filipe Luis. Mucho. Aun así tiene oficio y soportó las acometidas rivales. Sólo por orgullo. Estando en evidente decadencia física, intentó frenar la caída defensiva de su equipo. Albiol tampoco le ayudó demasiado.

Albiol. Llegaba en buena condición pero quedó retratado en la acción del empate del Atlético. Falcao le burló, Albiol ni le pudo agarrar ni para hacer falta y asistió bien a Costa. Desde ahí, se le vio demasiado tenso. Nervioso, terminó concediendo demasiadas entregas fáciles.

Sergio Ramos. El líder de la defensa. En un día regular de Essien, malo de Albiol y horrible de Coentrao, achicó lo que pudo y lideró la salida de pelota. Sin demasiadas ayudas, con casta y presa del descontrol táctico del Madrid. Señorial en sus declaraciones al final del partido. De lo más digno, como siempre, del Madrid.

Coentrao. Una pesadilla de partido. Diego Costa le ganó casi todas las batallas individuales. Se lo llevó por velocidad, en el desmarque, por fuerza. Vio amarilla en un contragolpe que no supo parar porque Costa le cogió la espalda. Un partido que le dejó en mal sitio y que no sólo cuestiona la barbaridad que se pagó por su traspaso, sino su futuro.

Xabi Alonso. Cumplió, como siempre, pero estuvo menos brillante que en otras ocasiones. Le costó encontrar pasillos, espacios para filtrar buenos pases. La tela de araña del Atleti le asfixió. Ha llegado muy poco fresco al final de temporada. Con jugadores echándole el aliento, sufre.

Modric. Intentó encontrar soluciones. Seguramente, uno de los jugadores que más lo intentó. Se descolgó atrás para empezar las jugadas y también se filtró entre líneas en busca de algún pase definitivo. Acabó desfondado y sustituido.

Khedira. Intranscendente. El sistema con tres centrocampistas le perjudica gravemente. Jugó tirado a la banda derecha. Cumple pero pierde presencia. Llegada, cortes e inicio de transiciones. Otro error táctico de Mourinho, que quiso jugar con tres centrocampistas sin estar acostumbrado a ello.

Özil. Otra vez sin fortuna ante el gol, como el Dortmund. Talentoso pero tal vez menos regular que en otros partidos. El juego subterráneo del Atlético le hace sentirse incómodo. También tuvo un final caótico.

Benzema. Fracasó estrepitosamente. Estuvo, es cierto, a punto de hacer un gol después de un centro de Cristiano, pero eso es demasiado poco en un jugador al que se supone tanto talento. Naufragó claramente ante los centrales atléticos y, como Özil, se le echó de menos algo de ardor. Los partidos con tanto fragor le incomodan.

Cristiano Ronaldo. Ángel y demonio. Empezó el partido superlativo. Se filtró en las líneas enemigas con inteligencia y un sentido táctico que a veces no tiene. Marcó un golazo de córner en un remate que recordó al día del United, provocó faltas, se sacó una genialidad: una falta por debajo de la barrera que terminó en el palo. Hubiese sido, posiblemente, el gol del partido. Era el jugador más desequilibrante de los 22. Hizo un jugadón que estuvo a punto de terminar en el 2-1 (hubiese sido lo más normal). Pero de pronto se le cruzaron los cables y empezó una cruzada contra los defensas del Atlético (duros con él) hasta el episodio final con Gabi. Una pena de últimos minutos finales porque es un jugador superior.

Los cambios

Arbeloa. Salió al principio de la prórroga. Flojo. Tomó malas decisiones y además dejó el codo en un salto. No le dio profundidad al Madrid.

Di María. Lo intentó pero fue como echar gasolina al fuego. Di María es un jugador eléctrico y al partido le sobraba eso en la prórroga. Peleó, hizo buenas jugadas individuales y le dio cosas al Madrid. Se le echó de menos antes.

Higuaín. Tuvo el gol del empate en una buena volea que, sin embargo, se estrelló en Courtois, que estaba enorme. Tal vez la intensidad del partido requería de un futbolista con esas condiciones más que como Benzema. Un partido de pierna fuerte para fajarse y menos de estilismo. Mourinho también equivocó ahí el tiro.

El entrenador

Mourinho. Su suspenso final. Para empezar, dispuso tres centrocampistas. Una buena idea si se advierte que el Atlético le iba a entregar la pelota, pero en la que no se había prodigado. El Madrid no acostumbra a jugar. Luego, la de siempre. Cuando el Madrid marcó el 1-0 mandó a sus tropas atrás. El Atlético empató y lo metió en el partido. Luego, ya encontró menos vías para llegar al gol. Y en la prórroga hizo un triple cambio, un clásico suyo, sin importarle lo que podía pasar (lesiones, cambios de guión en el partido). Mal final.