Siempre hay color, pero para ésta mi corazón está muy inclinado hacia el Atlético.¿Cómo ve esta final ? Hay que ganar. Va a ser difícil, pero no se sabe nunca lo que puede suceder. Va a ser una final muy mental. ¿A quién ve como favorito? Lo veo igualado, pese a todo lo que se dice. El Atleti va a afrontar la cita con una ansiedad mayor, pero es algo que puede jugar a su favor.Ahora no hay un ala infernal como la sociedad que formó usted con Collar, pero sí está Falcao... Es buenísimo, siempre consigue sacar lo mejor de sus ocasiones. Tiene mucha calidad. No recuerdo a alguien con ese acierto rematador.La tradición copera del Atleti empezó con usted. En las finales del 60 y 61 tenía en frente a Puskas, Di Stéfano y Gento, y aún así terminaron en dos victorias rojiblancas en el Bernabéu. ¿Qué le transmiten estos nombres? Mucho respeto. Eran realmente extraordinarios, no se me ocurre otra definición. Puskas rompía el balón siempre que lo disparaba, hacía que todos se pusieran a temblar. Era la potencia en persona. La clave era intentar reducir los balones que recibía, si no...Y en frente estaba usted, con sus medias bajadas hasta los tobillos... (Risas) Sí, las llevaba bajadas porque las botas no me apretaban lo suficiente los pies. Antes de hacerlo, todo eran dolores y calambres, era una manera de tener mayor soporte. La gran desventaja era que mis espinillas quedaban desprotegidas.Entonces, como ahora, el Atleti no optó a la Liga pero sí llegaba a finales y las ganaba. ¿Se está recuperando la esencia del pasado? Este Atlético está respondiendo bien a sus circunstancias y poco a poco vuelve.¿Qué culpa tiene Simeone? Está haciéndolo muy bien. Conecta con la grada, el equipo y los empleados. ¿Qué más queremos? Es el hombre para este Atleti.¿Qué plan tiene para la final? ¿Con quién la verá? Ya veré. Mis hijos son los que mandan (risas).