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ESPANYOL-REAL MADRID

El Real Madrid tiene un gran parcial de 0-8 en Cornellà-El Prat

El equipo blanco no ha perdido en ninguna de sus tres visitas: 0-4, 0-1 y 0-3. La estrella en este estadio es Higuaín, que se salió la temporada pasada con un 'hat-trick' al Espanyol.

Tres partidos y tres victorias para el Madrid en Cornellà-El Prat, mejorando las cinco derrotas y dos empates en 11 partidos jugados en Montjuïc.
Carlos Mira

Cornellà-El Prat es, hasta el momento, sinónimo de victoria para el Madrid. Tres visitas, ocho goles a favor y ninguno en contra. La historia de los blancos en este coqueto y moderno estadio a caballo entre dos localidades (Cornellà para el gol norte, El Prat para el sur) es singular. El estadio fue inaugurado con un Liverpool-Espanyol el 2 de agosto de 2009. El fichaje de Xabi Alonso (entonces red) se gestó en la previa de ese partido en el hotel Juan Carlos I. Hasta allí viajó José Ángel Sánchez para dejar la operación casi cerrada. Poco después, el 12 de septiembre, el Madrid jugaba en Cornellà-El Prat el primer partido oficial que allí se disputaba. Era la segunda jornada de Liga. El Madrid ganó 0-3, pero Casillas centró la atención previa al choque: en ese encuentro cumplió un decenio desde su debut, en 1999, en La Catedral. Pellegrini rotó a Cristiano (Virus FIFA).

Casillas también fue protagonista de la siguiente visita, el 0-1 de febrero de 2011. Mateu le expulsó a los 91 segundos de partido. Tocó a Callejón (que ese verano ficharía por el Madrid) en un mano a mano. Fue la expulsión más temprana de un madridista en Liga. El capitán del Madrid fue sustituido por Adán, que al terminar el encuentro dijo: "Gracias a Mourinho salí más relajado". No podía ni imaginar el lío en el que el técnico le metería después...

En la tercera visita del Madrid, último precedente, la estrella fue Higuaín. Marcó un hat-trick para reivindicarse tras su operación de hernia discal. A la siguiente jornada marcó otro hat-trick al Betis, y entre medias otro más con Argentina. Mou le premió con la suplencia ante el Olympique tras su gran racha.

Espanyol y Madrid siempre fueron entidades amigas. Allí terminó su carrera la mayor de las leyendas del madridismo, Di Stéfano. Y los trasvases de jugadores fueron frecuentes en un sentido y otro, desde el mítico Ricardo Zamora a Rial, Vicente Train, De Felipe, Marañón o, en tiempos más recientes, Helguera, Aganzo, o el propio Callejón. El Madrid siempre se sintió cómodo en Sarrià, al que se llegó a conocer, muy a pesar de muchos pericos, como el Pequeño Bernabéu. Los goles del Madrid llegaban a cantarse tímidamente en ocasiones y el color blanco era patente en la grada.

Pero en 2011 se hizo una recomendación: no llevar camisetas blancas a Cornellá-El Prat, idea de la que la entidad españolista se desmarcó. Si en Sarrià el Madrid llegó a sentirse cómodo, Montjuïc fue a veces una pesadilla. Perdió cinco partidos de 11 en Liga (y empató dos). Y concentró su leyenda negra tras la final de Copa perdida en 2004 ante el Zaragoza (del trébol de Queiroz al Galacticidio). Seis meses después el Madrid de Camacho se examinaba tras caer 3-0 en Leverkusen. Perdió 1-0. Camacho dimitió. Y la temporada siguiente, nueva derrota en Montjuic (1-0 con Luxa). Pero ahora, en Cornellà-El Prat, cuando el ambiente es menos favorable que nunca (allí, en 2009, se pitó por primera vez de salida a un madridista, Cristiano), el Madrid vuelve a tener la medida cogida al feudo españolista.