BORUSSIA - REAL MADRID | LA INTRAHISTORIA

Özil, Gündogan y Sahin son grandes símbolos en Turquía

Hay tres grandes nombres propios: Özil en el Madrid y Sahin y Gündogan en el Borussia. Los tres son un orgullo para una población que se sintió maltratada.

CÓMPLICES. Gündogan, Özil y Khedira son amigos y siempre van juntos en la selección alemana.
Reuters
Marco Ruiz
Nació en Granada en 1977. Licenciado por la Universidad Europea, entró en AS en 1999, por tanto, es canterano y ‘one club man’. Tras hacer la información del Atlético dos años pasó a formar parte de la sección del Real Madrid, de la que ahora es su Redactor Jefe. Cubrió la Eurocopa de 2008, tres Mundiales de Clubes y una final de Champions.
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La extensa comunidad turca que habita en la cuenca minera de la región del Ruhr (dispersa en realidad por toda Alemania), que llegó a esta zona en los movimientos migratorios que se iniciaron en los 70 y 80, cuando el país estaba en plena reconstrucción y con tanta mano de obra necesaria para el carbón, vibrará especialmente con esta eliminatoria.

Hay tres grandes nombres propios: Özil en el Madrid y Sahin y Gündogan en el Borussia. Los tres son un orgullo para una población que se sintió maltratada como mano de obra barata. Los turcos era la capa más discriminada socialmente, obligados a hacer los trabajos más duros y peor pagados. El escritor e investigador alemán Günter Wallraff lo describió en el libro Cabeza de Turco. Un testimonio desgarrador para el que se hizo pasar dos años por un emigrante turco y trabajó en situaciones de penuria. Luego tocó la fibra sensible de Alemania con su relato. Ahora la comunidad turca ha evolucionado, aunque sigue denunciado desigualdades con respecto a la educación y la sanidad. Y el surgimiento de estrellas como Özil, Sahin o Gündogan sirven de orgullo y ayudan al progreso de esa comunidad.

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Los tres escenifican a la perfección ese ascenso social de sus compatriotas en las dos últimas décadas. Aunque también hay diferencias entre ellos. Özil, que eligió jugar con Alemania con 17 años (es alemán de tercera generación y musulmán), no ha perdido por completo su acento turco. Su familia sigue viviendo en el barrio de Gelsenkirchen que le vio nacer, por el que puede aún pasear, como uno más, sin sufrir el agobio de la gente.

Por el contrario, los padres de Gündogan y Sahin huyeron de los guetos de la inmigración para mezclarse. No se diferencian en nada a cualquier joven de su generación (alemana) sin haber renunciado, tampoco, a sus orígenes. De hecho, Sahin eligió jugar con Turquía. Al contrario que Gündogan. Los padres de este último, originarios de la ciudad turca de Izmir, entendieron que la educación era el mejor medio de integración. Su padre, Ilfay, encargado de la distribución de una gran marca de cerveza, quiso que el hermano mayor del futbolista estudiara Política Internacional y que el mediocentro del Borussia terminara la Selectividad (el Abitur) después de haber debutado en la Bundesliga con el Nuremberg. Son tres perfiles diferentes, pero tres ídolos tanto para la población turca como para los alemanes. Se ganaron la admiración de todos.

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