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REAL MADRID - GALATASARAY

Santisteban: "Marqué mi único gol de cabeza en Estambul..."

Santisteban podría ser definido como un hombre de club. Fue cedido al Venezia y jugó en EE UU. Ganó tres Copas de Europa (jugó dos finales) y cuatro Ligas con los blancos.

Santisteban.
Felipo Sevillano

¿Cómo le marcó tener una infancia tan dura?

Quedé huérfano con siete años y me internaron en un colegio de la Guardia Civil hasta que el Madrid me sacó de allí. Y salí acomplejado, asustado y creyendo que era inferior a todo el mundo. Es algo que ya pasó, pero que te marca.

¿Se acuerda de su padre?

La verdad es que no. Sólo sé que era Guardia Civil. Ni de mi madre, que murió, como él, por una enfermedad que se complicó. Eran otros tiempos.

¿Cómo era la vida en aquel colegio de huérfanos?

Éramos muchos, casi 700. Entienda que era plena posguerra. Lo pasábamos francamente mal. Había mucha penuria...

¿Tenían qué comer?

Sí, sí... Otra cosa es que fuese de mejor o peor calidad.

¿Empezó a jugar allí?

Como todos los chavales. Tuve la fortuna de que organizaran un partido con un juvenil del Madrid y le gusté a Molero, y me ficharon.

¿Quién se ocupó de usted en el Madrid?

Me ingresaron en una pensión, en Narváez 41. Coincidí con Martín Esperanza, que jugó en el Betis y el amateur del Madrid. Y estaba un tal Carrasco, un defensa canario.

¿Quién le subió al primer equipo?

Fue el señor Villalonga. Pude jugar algún partido de los jueves y le gusté. Y debuté ante Osasuna.

Así contado, parece fácil...

Mire, mi problema era el físico. Estaba muy flaquito, algo que me venía de estar interno en aquel colegio. ¡Debuté pesando 55 kilos! El Madrid, por mediación de Ipiña, nos llevó a Antonio Ruiz, a Martín Esperanza y a mí a Navacerrada, un mes, para que engordáramos.

¿Encerrados comiendo?

No hombre, dábamos paseos por la Sierra, jugábamos, y nos daban de comer todo lo que pedíamos. Se portaron fenomenal. Algo de peso cogimos.

¿Cómo le llamaban?

El Sevillanito, un apodo que me quedó del colegio. Por ser de allí y tan enclenque.

¿Le quitó el puesto usted a Miguel Muñoz?

Sí, yo era un medio derecha. Solía jugar con Zárraga. No sabría cómo explicarle lo extraordinaria persona que era.

¿Cómo se lo tomó Muñoz?

La vida es así. Él tenía más de 30 años. Carniglia e Ipiña entrenaban y es algo que suele pasar. Pero se lo tomó bien.

Usted ganó tres Copa de Europa y jugó dos finales. ¿Cuál fue su mejor partido?

Dicen que la final ante el Milán, en Bélgica. Fue un partido extraordinario ante un gran Milán: Schiaffino, Grillo, el padre de Maldini que era un gran defensa...

¿Cuál era su misión?

Que estuviera atento a Grillo. Yo era medio derecha y él interior izquierda. Y como era novato, a él que me pegué como una lapa.

Dígame una cosa. ¿Le regañó alguna vez Di Stéfano?

Su carácter era así. Creía que los demás podíamos hacer lo que él y exigía. No le gustaba verte parado ni para atarte las botas. Él era un genio y yo un niñato. Y mire, yo le he visto salvar un gol y terminar la jugada él mismo marcando.

Tras aquella final contra el Milán jugaron octavos ante el Besiktas turco y casi les dan el susto. ¿Se acuerda?

No sabíamos nada de aquel equipo. Y llegaron al Bernabéu que se comían el mundo. Jugaban muy duro, durísimo...

¿Daban patadas?

Ya se sabe lo que es el temperamento turco. Es un futbolista agresivo. Fíjese cómo fue la cosa que a Di Stéfano lo terminaron expulsando, creo que porque se revolvió. Y a uno de ellos también (Münir). En aquel partido marqué el primero. Y tardamos en hacerlo, ¿eh? El segundo llegó en un barullo.

¿Se acuerda de cómo fue aquel gol suyo?

Pues no. Pero sí me acuerdo de cómo fue el que marqué en Estambul. Como creo que Di Stéfano estaba sancionado tuve que jugar de delantero centro. Nunca lo había hecho y nunca más lo volví a hacer. Y marqué un gol de cabeza, el único de mi carrera. Un balón lateral centrado. Metí la cabeza e hice gol. Un milagro, digo yo que sería. El ambiente era algo extraordinario. No de tirar cosas, pero cómo empujaban. Estaban excitados, gritaban... Era algo casi enfermizo de lo que querían a su equipo, llegué a pensar. Espero que el Madrid solucione el partido ante el Galatasaray en el Bernabéu para no tener que ir allí a jugar sobre pólvora.

¿Cuántos goles marcó usted con el Madrid?

Pues mire: cuatro... ¡Y dos fueron al Besiktas!

Y debutó con la Selección ante Turquía, ¿no?

Sí señor. Con 20 añitos que tenía yo... ¡Un honor! Las siete veces que jugué fueron como titular, acompañando a Zárraga, un padre para mí.