MÁLAGA 0 - ATLÉTICO 0
El Atlético mereció más, pero se queda a once puntos del Barça
El equipo de Simeone dominó de principio a fin al Málaga, pero le faltó precisión en los últimos metros. Magnífico encuentro de las dos defensas.
El Atleti demostró que creía en la Liga. Se comportó como un grande en La Rosaleda y murió el partido con Godín, un central, rematando en el área del Málaga. Dominó de principio a fin, intenso y confiado, aquí estoy yo. Nada que reprocharle, pero no ganó y magulla así su sueño de pelear por el título, quedándose a once puntos del Barça. En todo caso, sin otra cosa en la que pensar desde ahora hasta la final de Copa, mal harán los de Roura en relajarse. Este Atleti sólo mira hacia arriba.
Pero la inspiración no siempre acompaña a su actitud. Sucedió ayer ante una defensa, la del Málaga, impecable. Si el rival no le abre la puerta, al Atleti le cuesta un mundo colarse por la ventana. Sólo cometió un error la zaga local, nada más empezar, cuando nadie fue capaz de frenar a Falcao en su trabada carrera hacia el área. Una vez allí, el Tigre dejó el balón a Diego Costa con tiempo, espacio y ventaja, pero el brasileño remató raro, por no decir fatal. Fuera.
Durante la primera parte, el Málaga apenas supo si el balón estaba duro o blando. Apostó Pellegrini por Portillo en lugar de Iturra, dejando a Toulalan sólo en labores de contención. Dio la cara el francés, pero ni un pulpo habría tenido brazos para tapar tanto. El Atleti, con Diego Costa desencadenado, presionaba y robaba a la velocidad de la luz. Filipe Luis, enorme una vez más, vivía en la línea de fondo y Arda intentaba poner pausa entre tanto desenfreno y las ocasiones caían por insistencia. Un cabezazo de Costa, dos disparos lejanos de Arda, varias contras claras desperdiciadas en el último pase... Sin embargo, Courtois tuvo que hacer thibauting en un gran cabezazo de Demichelis. El ruido y la furia pedían a gritos un gol o, al menos, un vaso de agua.
El Málaga esperaba que el rival le cediera el balón y resultó que se lo escondía. Isco, en preocupante bajón, Joaquín y Santa Cruz veían los acontecimientos desde la distancia, nula implicación. Sólo Piazón, talento leve, intentaba ayudar a Toulalan a recuperar el control. No bastaba. Y eso que el improvisado doble pivote Koke-Mario Suárez no hacía olvidar a Gabi, contagiados de la precipitación general.
El descanso no cambió nada, con Koke avisando a Caballero nada más salir. La pelea entre Diego Costa y Demichelis era de dos rombos y Falcao vivía instalado en el casi, en su primer partido de Liga sin rematar a puerta. Mientras, Gil Manzano sufría la pesadilla de moda para los árbitros: pitar un partido con Diego Costa. Entre que el brasileño va tras cada balón como si fuera el último y los defensas le esperan predispuestos, cada jugada es un incidente difícil de descifrar. Y ante la duda, la fama no ayuda al rojiblanco, sospechoso habitual. Simeone lo sabe y le maneja como dinamita: nada más ver la amarilla por (supuestamente) tirarse ante Demichelis, al banquillo pese a que era el alma del guerrero Atleti. El Málaga agradeció su marcha.
Si hay un equipo en el que no encaja Adrián es en este Atleti, donde su apatía brilla como un faro en la noche. Entró por Diego Costa y la presión en campo contrario del Atleti bajó de abrumadora a tenue. Por primera vez, el Málaga se asomó al área de Courtois, donde descubrió que Miranda vive inspirado. Pudo marcar Weligton en un cabezazo rozando el palo tras una falta, pero no habría sido justo. El Atleti siempre fue más, pero su fe no obtuvo recompensa. El sueño se complica.