Ecos del clásico
Éxtasis blanco en Barcelona: "¡Sí, sí, sí, la Copa es del Madrid!"
Un centenar de aficionados merengues se acercó también a celebrar el 1-3 en Cibeles. En Barcelona: "Hubo madridistas que sacaron sus banderas al balcón".
El madridismo pasó una noche de euforia tras el 1-3 de su equipo al Barça. "Lo hemos gozado como si fuera el triunfo en la final", sentenciaban los cansados aficionados merengues tras pisar Atocha a las 3:30 horas bajándose del AVE que les trajo de Barcelona. Durante el trayecto de vuelta los 380 madridistas regaron el triunfo con cerveza (a falta del pertinente champán) y con mensajes al Barça: "¡Adiós, a la Copa, adiós...!".
La de la expedición blanca a Barcelona no fue la única celebración. En Madrid, un centenar de aficionados se acercaron de forma espontánea a Cibeles, protegida por la policía. Aparecieron incluso con tambores al grito de "¡Un bote, dos botes, culé el que no bote!".
La vuelta de los 380 madridistas a la capital fue el punto final a un día de intensas emociones. Por la tarde, antes del partido, recorrieron el centro de Barcelona y el Puerto Olímpico (incluso la playa de la Barceloneta) vestidos con toda clase de parafernalia madridista. "Barcelona es una ciudad cosmopolita y nos acogieron hasta con normalidad, sólo hubo algunos piques normales, pero sin malicia", comentaba un hincha blanco.
Antes de ir al Camp Nou se encontraron con sus compañeros de colores residentes en la zona. Cerca de doscientos miembros de la Coordinadora de Peñas Madridistas de Cataluña y la Federación de Peñas se unieron a los representantes de las peñas de Madrid y provincias aledañas: La Clásica (la organizadora del viaje), Carabaña, Mazacotero de Torrijos (Toledo), We are the Champions de Torrejón, Espinosa de Navacerrada, Ramón Mendoza de Alcalá de Henares, La Gran Familia, Chelle, Capote y Montera, Olaf el Vikingo (Guadalajara), Barajas y Villalbilla.
De paseo. Juntos gozaron de los dos goles de Cristiano (el cántico más repetido fue "¡Cristiano, Balón de Oro!") y la puntilla de cabeza de Varane. Tras el 1-3 esperaron 40 minutos para que se desalojara el Camp Nou pero no les importó: "¡Sí, sí, sí, la Copa es del Madrid!". Y se desbordó la euforia: "¡Aún podemos hacer el doblete!".
Un júbilo que se extendió durante los 35 minutos del trayecto a pie escoltados por la policía desde el estadio azulgrana hasta la estación de trenes de Sants. "Las calles estaban desiertas pero algún cubo de agua sí que nos cayó. Lo máximo fue ver a madridistas sacar sus banderas al balcón cuando vieron que pasábamos". Un viaje de veinte horas que les mereció la pena pese al palizón. "Ahora a dormir que toca levantarse pronto para ir a currar", decía un madridista con evidentes síntomas de fatiga, "toca el descanso del guerrero...".