Diego Costa, la leyenda crece

El partido era un muermo y entró Diego Costa. Fue pasar de escuchar el hilo musical de la sala de espera de un pediatra a un concierto heavy. El brasileño, tan indispensable en este Atleti como cualquiera no llamado Falcao o Simeone, tardó cinco minutos en marcar un gol, diez en jugarse la roja directa por una durísima entrada a Rubén Pérez (se quedó en amarilla) y un segundo en convertir el encuentro en una sucesión de golpes, carreras, llegadas, tanganas, talento y caos. Lo que es él. Y al final, ganó el Atleti un partido que deambulaba muerto hacia el 0-0. Venerado en el Manzanares, odiado fuera, futbolista decisivo. Diego Costa, la leyenda crece.

Lo más emocionante hasta la entrada del Diablo de Tasmania versión futbolista, fueron las alineaciones. En el Atleti regresó Falcao y Simeone devolvió a Mario Suárez la titularidad perdida en Liga en lugar de Tiago, quizás para celebrar su inesperada convocatoria por la Selección. La presencia de Cisma ante las bajas de Filipe e Insúa no por esperada dejó de tener miga, de descarte a titular en cuestión de días. En el Betis, Mel puso de inicio al recién fichado Pabón, que acumuló carreras sin destino. Mejorará cuando se calme.

La alegría de ver a su estrella de vuelta empujó al Atleti durante diez minutos. Esos arreones le han dado muchas victorias este año pero, para desgracia de los de Simeone, Adrián estaba inspirado. El portero del Betis, no el delantero rojiblanco que no vuelve en sí. Al minuto y 15 segundos, Arda se plantó solito ante Adrián, pero el balón se le quedó atrás y su disparo sutil encontró manopla. A los 9’, repitió el turco, ahora desde la frontal, y repitió el portero, enviando a córner. Y a los 10’, Adrián culminó su trilogía arreglando un mal despeje con una gran palomita a tiro de Gabi.

Superado el susto, el Betis igualó el partido sin alardes. Beñat, emparedado entre Mario y Gabi, no logró coger el mando, pero Rubén Castro tuvo su momento tras un error de Godín al tirar el fuera de juego. Juanfran, in extremis, le rebañó el gol. Nada más sucedió hasta el minuto 56, cuando Diego Costa entró en al campo en lugar del Delantero Anteriormente Conocido Como Adrián.

Tras una dejada que Koke remató alto, Diego Costa marcó en el minuto 61 en un córner que nunca hubiera existido de no ser por la irracional confianza en sí mismo de Falcao, que disparó desde su casa y obligó a Adrián a estirarse y desviar con apuros. Koke sacó el córner y el portero bético, despistado por Miranda, cometió su único error, no acertó a despejar y Diego Costa se comió a Beñat para cabecear en el segundo palo.

El resto fue feo. Diego Costa dio un horrible pisotón en el gemelo a Rubén Pérez y el Betis se olvidó de remontar (no remató desde el 64’), centrado sólo en la guerra con el brasileño. Apostó por lograr la roja en vez del gol y perdió, dejando por el camino el lamentable escupitajo de Amaya a la cara del punta, cobrándose de forma cobarde las deudas de la Copa, cuando Costa le dio las gracias por regalarle un gol. Triste final para un feliz Atleti, que lleva 20 victorias seguidas en el Manzanares (19 esta temporada) y se coloca a nueve puntos del Barcelona y con siete de ventaja sobre el Madrid. Diego Costa, ese hombre, lo hizo posible.