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PERFIL DEL PSG

El PSG, el club que más dinero ha invertido en los últimos años

Dirigidos por un brillante Ibrahimovic, en plena gracia goleadora, el equipo que entrena Carlo Ancelotti necesita brillo en el continente para justificar el flujo de petrodólares.

Madrid
Ibrahimovic es la principal amenaza del PSG
KENZO TRIBOUILLARDAFP

El proyecto catarí del París Saint-Germain, el club que más dinero ha invertido en los dos últimos años, se pone a prueba contra el Valencia por un puesto en los cuartos de final de la Liga de Campeones.

Los valencianistas tendrán enfrente a un equipo de fuerte pegada ofensiva, que acabó la fase de grupos como segundo mejor ataque con 14 dianas, solo superado por las 15 del Bayern de Múnich y del Valencia. Dirigidos por un brillante Slantan Ibrahimovic, en plena gracia goleadora, el equipo que entrena el italiano Carlo Ancelotti necesita de brillo en el continente para justificar el flujo de petrodólares invertido por los jeques cataríes que compraron la entidad a principios desde la pasada campaña.

Desde entonces han invertido más de 200 millones de euros para hacerse con estrellas de la talla del atacante sueco, pero también del defensa brasileño Thiago Silva, o de los argentinos Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi. Todo ello puesto al servicio de Ancelotti, uno de los técnicos que más trofeos ha logrado en el continente.

La constelación parisiense, sin embargo, no parece por el momento haberse convertido en una máquina de hacer fútbol. En medio de la mediocre liga francesa, el equipo se desenvuelve con altibajos, sin haber mostrado en el terreno de juego la distancia sideral que hay en el terreno presupuestario.

En Europa, el club francés acabó en cabeza de un grupo relativamente asequible, que se resolvió por la diferencia de goles favorable en un duelo directo contra el Oporto portugués, que venció en su estadio y cayó en el Parque de los Príncipes. Ancelotti, viejo zorro de los banquillos, pide tiempo para poner en hora a las estrellas que dirige, pero los aficionados y la prensa parecen haber perdido la paciencia con el italiano.

El club no ofrece un juego brillante y en varias ocasiones la grada ha mostrado su descontento con la plantilla. Cada vez que el equipo sufre un bajón en su fútbol se disparan los rumores sobre un relevo en el banquillo y el nombre que más suena para la próxima temporada es el del madridista Jose Mourinho.

Entretanto, Ancelotti continúa dirigiendo un equipo que no tiene demasiadas ambiciones en la Liga de Campeones, pero que no renuncia a nada en la competición europea. El equipo se ha reforzado en todas las líneas y, poco a poco, comienza a parecerse a lo que Ancelotti quiere. En la meta, el italiano Salvatore Sirigu se ha impuesto como titular indiscutible.

La defensa habla brasileño, salvo en el lateral derecho, ocupado con frecuencia por Christophe Jallet, junto con Thiago Silva, Alex y Maxwell. En el centro del campo el juego pasa por los pies de Blaise Matuidi que, pese a su juventud, se ha convertido en una de las promesas más firmes del fútbol francés. Junto a él Thiago Motta o Marco Verratti ponen el complemento de contención en una formación con clara formación ofensiva.

No es extraño que Ancelotti alinee en las bandas a jugadores como los argentinos Pastore y Lavezzi, que piensan más en el aspecto ofensivo que en el defensivo. Pastore, un jugador de 23 años por el que el club pagó 43 millones de euros, está siendo uno de los puntos negros del equipo, porque su adaptación no acaba de completarse y, con frecuencia, es el blanco de la ira de la grada.

Por contra, el genio de Lavezzi, que llegó al PSG haciendo mucho menos ruido, está acabando por convencer a un público que, entre tanta estrella, aplaude los golpes de genio del jugador argentino. Pero es en la punta del ataque donde el PSG presenta más quilates. Ibrahimovic vive a sus 31 años una edad de oro y está haciendo saltar por los aíres todos los récords anotadores del fútbol francés. Jeremy Ménez, otra joven promesa del fútbol galo, aparece como el complemento ideal del sueco, lo que convierte a su vanguardia en temible.