La Gran Manzana Blanca
Cristiano Ronaldo mostró sus primeras credenciales del verano y Di María celebró con un golazo su renovación hasta 2018. Exhibición del Madrid en Nueva York ante un Milán que tardará en olvidar esta 'manita'.


Vendaval blanco. Un huracán de fútbol y de goles pasó por Nueva York. El Milán y sus siete Copas de Europa acabaron triturados ante el auténtico rey mundial de este deporte. El Madrid de Mourinho es el Everest del fútbol. Cuando sus jugadores se meten en faena y están enchufados, dan ganas de meterlos a todos en una nave espacial para que la ley de la gravedad nos permita ver sus acciones a cámara lenta para disfrutar el doble. Cuando Cristiano, Benzema, Di María, Özil, Higuaín y hasta Kaká tiran de catálogo, el Madrid es como un museo al aire libre. Todo son obras de arte. El Milán acabó pidiendo la hora, frustrado ante una avalancha de juego que dejó en evidencia que la venta de Ibrahimovic y Thiago Silva le ha dejado minimizado y sin capacidad de intimidación. Le cayó una manita, pero pudieron ser siete u ocho. En La Gran Manzana tardarán en olvidar la exhibición de los globetrotters blancos
EE UU is White. La América madridista mostró su esplendor en las gradas del Yankee Stadium. Mereció la pena esperar a la madrugada para ver una imagen que llenó de orgullo a todos los fieles a la causa madridista. Casi 50.000 camisetas blancas convirtieron la catedral del béisbol en un little Bernabéu, que estuvo acompañado de olés y del "Hala Madrid", que hacía pensar que estábamos en La Castellana y no cerca de la Quinta Avenida. En el Bronx no se hablaba de otra cosa. "Brother, ¿has visto la exhibición del Madrid?".
Balones de Oro. Cristiano tardó en romper, pero cuando lo hizo fue a su manera: en plan megacrack. Su partido es digno de un futuro Balón de Oro. Hasta Neymar ya dijo ayer que se inspiraba en él para ser un ganador. CR7 metió un golazo nada más empezar la segunda parte que dejó a Amelia sin sentido de la orientación. Y el portugués firmó su doblete con una asistencia de su amigo Kaká. En media hora, el brasileño le recordó a Galliani, presente en el palco, que si le quiere debe pasar por la caja y dejarle a Florentino un buen puñado de millones de euros, ficha galáctica aparte... Dio tres asistencias y jugó con una agilidad mental que ya quisiera yo haber visto la noche de autos ante el Bayern. Ricardo, si sigues en esta línea te ganarás el perdón de la afición.
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Chollo Robinho. El Pelé del Carranza metió el gol del 1-1, que fue un espejismo en medio de un partido unidireccional en el que el Madrid adelantó la jubilación de Abbiati. Me alejó las dudas Joaquín, un cantaor flamenco de Móstoles que junto a su hermano Enrique forma el dúo Essencia: "Roncero, el mejor negocio que hizo el Madrid fue vender a Robinho al Manchester City por 42 kilos". Más razón que un santo, maestro
Señorío. Las declaraciones de Mourinho en EE UU, reconociendo que se equivocó con lo del dedo en el ojo de Tito, son otra prueba de madurez del mejor entrenador del mundo. Toni, de la orquesta Monduber de Gandía, me lo resumió con brillantez en la playa de Piles: "A nuestro míster sólo se le podían achacar sus salidas de tono, pero después de esa disculpa pública ya sólo cabe felicitarnos por tenerlo en el banquillo de nuestro Madrid". Bien dicho, amigo.



