El adiós a Manolo Preciado reunió al mundo del fútbol
Medalla de oro al mérito deportivo.


Lleno hasta la bandera y con la tensión a flor de piel, tal y como le gustaban a Manolo Preciado los estadios. Así estaba ayer la iglesia de los Franciscanos en Santander durante el funeral por el eterno descanso por el carismático entrenador cántabro. Más de mil personas, muchas de pie, dentro del templo y otras tantas en el exterior, cortando incluso la céntrica calle Perines.
Si el Tenorio presumía de haber bajado a las cabañas y subido a los palacios, la relación de asistentes al funeral de Preciado demuestra que 'Manolín' dejó miles de amigos en todos los segmentos de la sociedad. Desde ilustres del fútbol como Iribar, Quini, Dani, Pandiani, Rexach (con el vicepresidente Freixa, del Barça), Butragueño o Abelardo y la práctica totalidad de los futbolistas cántabros de ayer y de hoy, a entrenadores como Mendilibar, Lotina, Marcelino, Oltra o Portugal, pasando por toda la cúpula del Villarreal, del Sporting y, en la medida de lo posible, del desestructurado Racing. Y, literalmente, rodeados todos ellos por centenares de cántabros y asturianos de a pie.
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También estuvo Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, quien al término del funeral anunció la concesión a Manolo Preciado de la medalla de oro al mérito deportivo, a título póstumo.
Por otro lado, el Sporting celebrará el próximo martes, en El Molinón (18:30 horas), una misa en memoria del entrenador santanderino. Para el acto el club gijonés abrirá la tribuna oeste, con capacidad para 8.000 personas.



