El manchego mecánico
Camacho casi amarga el último ensayo de su 'hermano' Del Bosque antes de la Eurocopa. Los chinos dieron mucha guerra y su portero Zheng Cheng paró hasta la respiración. Pero Iniesta & Silva (Sociedad Ilimitada) lo arreglaron con arte.


Iniesta de mi vida. El pasado jueves no fue un día más para Andrés Iniesta. Se celebró el Día de Castilla-La Mancha, la tierra que vio nacer hace 28 años a este prodigio con botas. Del Bosque, conocedor de que maneja un diamante que debe llegar fresco a la final del 1 de julio, lo reservó para el segundo acto del bolo de La Cartuja. La Muralla China estaba en forma, con un portero convertido en un Kung-Fú Panda que sacaba los balones como si tuviese un imán de cuero pegado a su cuerpo. Pero apareció Iniesta para impartir un cursillo que le servirá a Camacho para darles a sus pipiolos pupilos un ídem acelerado de cómo se debe jugar bien al fútbol. Don Andrés avisó con dos acciones fantásticas (por buenas y por la fantasía que encerraban las mismas). Una la repelió el larguero, que no entiende de sentido de la justicia y se limita a evitar que una obra de arte pueda ser vista en un museo. Después, un fornido central chino hizo un penalti clamoroso a nuestro hombre de la noche, pero tampoco le vas a pedir a un árbitro holandés (el tal Bas Nijhuis) que pite un máximo castigo al jugador que en Johannesburgo dejó a su país sin ganas de comer y cenar en todo el verano. Pero Iniesta, erre que erre, se alió con Silva. Un jugón con ojos achinados, lo que le hizo dominar la escena con la naturalidad de un paisano de nuestro rival de ayer. Y en una de esas, el Manchego Mecánico lideró una contra hasta las últimas consecuencias, para servírsela al canario en bandeja de plata. "Ahí la tienes, David". Gol, premio gordo y victoria. Una más de la era Del Bosque...
Rollito de primavera. Así habría que bautizar lo sucedido en ese primer tiempo que no aventuraba la catarata de buen fútbol de la segunda. En el arranque, China jugó haciendo honor al color de su camiseta y a la monocromía escénica (toda la afición sevillana fue a La Cartuja con camiseta red). Jugaba la Roja I contra La Roja II. España no se sentía cómoda, a Silva le llegaban pocos balones y eran las 'balas rojas' de Camacho las que nos sorprendían con un atrevimiento digno de estudio. Hasta cuatro veces nos arrancaron un "¡aaayyyy!", muy típico del personal femenino cuando en los años 50, 60 y 70 atacaban sobre la portería del equipo de casa. En una de ellas, Casillas (que cumple hoy 12 años de su debut con España en el estado Ullevi de Göteborg), sacó su Pie de Dios: el derecho. Con ese apéndice amargó para siempre a Robben, al Bayer Leverkusen y desde anoche a Zheng Zheng. Iker llega a la Eurocopa como terminó la temporada: como una moto. Mala noticia para Italia, que no levanta cabeza desde que este marciano de Móstoles le ganase una memorable tanda de penaltis que cambió para siempre nuestras vidas...
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Supercopa 2013. Aquí es difícil engañar a nadie y menos a los chinos, que se nos llevan nuestra Supercopa a sus lejanas tierras durante varios años. Camacho será su embajador porque ya les está dando ese toque competitivo que les faltaba. Habrá que tenderles la mano ahora que verán los duelos Cristiano-Messi en primera persona. Y nosotros por la tele comiendo palomitas. Este Villar consigue cosas inconcebibles.
Hambre de Euro. Quedan sólo seis días para el España-Italia y ya se nos hace la boca agua. La afición necesita que esto empiece ya. Cierto que la llegada tardía de los internacionales del Barça y del Athletic no ha ayudado a rodar la limusina de Del Bosque como merecería el rango de la cita, pero hay que adaptarse a los desastres organizativos de nuestra irrepetible Federación. Da igual. Estos 23 genios quieren hacer historia en Polonia. ¡A por el triplete!



