Copa del Rey | Athletic - Barcelona
Messi regresa a uno de sus escenarios favoritos
El Vicente Calderón y una final son todo un cóctel letal.
Si normalmente, los focos de cualquier partido se posan sobre Messi, en las finales, la atención se multiplica. El argentino ha nacido para jugar partidos decisivos. Ha sido determinante en todas las finales que ha disputado y encima la de hoy se juega en uno de sus cotos favoritos. Dejando aparte el Camp Nou, el Manzanares es el estadio donde el argentino ha marcado más goles. Lleva 9, ocho ante el Atlético de Madrid y uno ante la selección española en un amistoso España-Argentina en el centenario de Iker.
Se da la paradoja de que la mejor temporada de Messi a nivel realizador ha sido la primera en la que el grupo de Guardiola no se ha llevado uno de los títulos grandes. Su aportación ha sido brutal con 72 goles en la temporada regular y ha acabado como máximo realizador de la Liga y en la Champions. Para ser máximo goleador de la Copa debería de marcar cuatro goles más que Llorente. Para cualquier otro futbolista parecería una misión imposible. Para Messi la palabra imposible es un reto que acostumbra a dejar en mal lugar al que la pronuncia.
Messi no falla en las finales, le gustan las situaciones extremas y si hay un mínimo reproche que hacerle esta temporada al rosarino es que en dos de los partidos decisivos el tramo final de la campaña (Real Madrid y Chelsea) no fue determinante. Sería complicado que fallara en tres.
En la final de la Champions en Roma sentenció al United con un cabezazo; ganó la final del Mundial de Clubes ante Estudiantes con un gol con el pecho; desequilibró la final de Wembley ante el Manchester; hundió al Madrid en la Supercopa en el último minuto y en Japón aniquiló al Santos de Neymar.
La misma efectividad que demostró el argentino en sus dos enfrentamientos esta temporada ante el Athletic. Empató el partido en San Mamés y lo decidió en el Camp Nou ejecutando un penalti.