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Real MAdrid | La biografía del nuevo delantero blanco

Adebayor: un enorme talento de la etnia Yoruba

"Nací en Togo, amo Nigeria y viví en Ghana", recuerda

<b>ÍDOLO EN TOGO. </b>Los aficionados de su país natal le rinden tributo de héroe.

Soy un auténtico Yoruba, mis padres son nigerianos, me considero parte de Nigeria y siempre amaré Nigeria. Por eso Kanu ha sido siempre mi fuente de inspiración. Nací en Togo, viví en Ghana y desde luego me considero de Oeste de África". Esto es parte de un discurso en Lagos de Emmanuel Adebayor que define sus sentimientos. Su vida, su infancia, su forma de pensar. Fue en el Hotel Sheraton, en una visita a la academia de fútbol Babatunde Raji Fashola, poco antes de que estallara en lágrimas.

Sirve para entender lo que siente Adebayor cuando recuerda sus inicios. El que fuese elegido mejor futbolista africano del año 2008 en aquella temporada espectacular con el Arsenal, nació en Lomé (Togo), el 26 de febrero de 1984. Aquella tarde en la que recibió el trofeo reveló muchos detalles más de su infancia. La adoración por su madre Hajia, las dificultades tras el fallecimiento de su padre, sus problemas para caminar... No pudo hacerlo hasta los cuatro años. Su madre le llevó en vano por muchos pueblos de África hasta que las plegarias dieron fruto. Hajia le ayudó en todo y le puso el nombre de Olou A Sheyi, que en nigeriano significa Dios lo ha creado. El propio Sheyi le contó a Arsenal TV que tras mucho intentarlo en una iglesia y tras una semana de plegarias, escuchó a unos niños jugar al fútbol y sus primeros pasos fueron detrás de la pelota. En realidad empezó a correr.

Infancia.

Aquello fue una señal del destino que Adebayor siempre tiene presente. Caminar y empezar a jugar al fútbol fue todo uno, como hacerse el líder de la familia tras la muerte de su padre. De una familia con tres hermanos y dos hermanas. Y todos de la etnia Yoruba. Grupo étnico-lingüístico que incluye a más del treinta por ciento de la población de Nigeria, de una enorme historia y que evalúa más los gestos que la mayoría de las tribus africanas.

En esta etnia creció Adebayor, como tantos y tantos niños africanos pateando una pelota por las calles. Pasó su infancia en Kodjoviakope, toda excepto dos años en las que su familia se trasladó a Accra, en Ghana. A los once años entró en el conocido Centre de Developpement Sportiv, una de las tres escuelas deportivas en Togo. Entrenamientos en un lugar complicado, con 80 niños masticando sueños en una conflictiva zona en la frontera con Ghana conocida por el tráfico de droga y el paso ilegal de emigrantes. Aún no conocía al que sería su gran ídolo, Nwanko Kanu, ni por supuesto a sus admirados Abedi Pele y Kalusha Bwalya. Lo cierto es que allí jugó al fútbol más incluso de lo previsto, porque a muchos profesores no les pagaban, y cuando no aparecían tenían más tiempo libre para patear la pelota.

Internacional.

Con sólo quince años ya fue llamado a la selección de Togo Sub-17 y llegaría aquel torneo de Goteborg. Un viaje a Suecia para un torneo al que asistió un ojeador del Metz. Su nombre, Francis De Taddeo. Aquel hombre le cambiaría la vida. De hecho, Adebayor siempre recuerda a De Taddeo como su técnico preferido, el que le hizo creer y crecer.

Le obligó a mantener siempre los pies en el suelo y a mejorar día a día como jugador. Pulió una perla de la que años más tarde se enamoraría Arsene Wenger. Pero antes de llegar al poderoso Arsenal tuvo etapas muy importantes en Metz y Mónaco. Todo eso lo contaremos mañana. Historias increíbles de Emmanuel Adebayor en la liga francesa.