La furia examina a Lillo

Enfrentan estilos Osasuna y Almería. Lejos de tópicos, es una realidad indiscutible que Camacho y Lillo encarnan dos maneras distintas de entender este bisnes que es el fútbol. Tan dispares como las dos Españas. El primero tiene la furia en su ADN. El segundo está más cerca del tiqui-taca. Y ese sello lo tienen sus equipos, que reflejan en el campo lo que son sus técnicos. El manual de Camacho está claro. Centrales fuertes, un doble pivote serio y sólido con Nekounma y Soriano (que se mide a su ex equipo). Arriba, gente que combina la calidad y la garra, el desperpapajo y la competitividad. Pandiani, Aranda, Camuñas, Juanfran... Resulta incomprensible que los rojillos hagan tan mal verano. Ahora les toca hablar en la competición.

El Almería está en el polo opuesto. Su verano ha sido de sobresaliente. Con muchas caras nuevas pero con la identidad de Lillo por bandera. El técnico, ligado eternamente a Guardiola, se aleja del alumno y se acerca más al maestro. Dice que a Osasuna es mejor jugarle con tres defensas que con cuatro. Se disfraza de Cruyff 20 años después. Una especie de 3-4-3 pero con un toque impostor. Porque blinda el centro del campo con mucho músculo. Bernardello, M'bami y Vargas. Encima, por delante, Valeri, un fenónemo argentino prestado por el Oporto y que puede ser una de las sensaciones de la Liga.

Así se presentan ambos equipos en el estreno de la Liga, un primer partido que es la antesala de un parón internacional. Casi nunca sirve para sacar conclusiones reales ni medir a los equipos. Aunque los puntos son tan verdad como los que se juegan en diciembre o marzo.