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Liga de campeones | Real Madrid - Marsella

Marsella es la cuna de Zidane y de Ribèry

Zinedine nació allí, y allí se dio a conocer 'Caracortada'

<b>UN ICONO.</b> En la Cornisa Kennedy, uno de los edificios más emblemáticos de Marsella, lució la imagen de Zidane cuando estaba en activo.

Marsella. Hay pocas ciudades tan vinculadas a la historia reciente del Madrid y a su futuro. El motivo es doble. Por un lado, el marsellés barrio de La Castellane, el de mayor índice de delincuencia de la villa, vio nacer a Zidane, el auténtico ídolo de una ciudad cuyo equipo (Olympique) es el que cuenta con más afi cionados en toda Francia. La paradoja es que nunca pudieron ver jugar a Zinedine en El Vélodrome... Por otro lado, fue en el Marsella donde Ribèry se convirtió en una gran estrella. Incluso entre 2005 y 2007, era frecuente ver pancartas en el estadio que rezaban: 'Ya tenemos al Zidane que nunca pudimos disfrutar'. Puede que los ultras del Marsella nunca olviden que su club rechazó a un joven Zidane (con 12 años) en unas pruebas rutinarias, y que poco después Varaux, un ojeador del Cannes, lo llevase a su escuela. El resto es historia.

Lo más cerca que Zidane estuvo del Marsella fue cuando era un habitual de la Curva Norte, donde su padre, un inmigrante argelino, le llevaba cada domingo a ver al yugoslavo Blaz Sliskovic ("que metía los córners directos", como el mismo Zidane recuerda), al defensa alemán Foster ("y sus locas entradas") y a Francescoli ("mi gran ídolo de siempre").

Caracortada. Ribéry también es lo que es, en gran parte, gracias al Marsella. Su primer gran partido en la Ligue 1 fue con el Metz ante el Olympique en la 04-05. Otro par de buenas actuaciones (sólo jugó allí media temporada) le llevaron hasta el Galatasaray (donde pasó la otra media temporada sin pena ni gloria) hasta que le fichó Pape Diouf para el Olympique. Allí explotó en las dos campañas que jugó (89 partidos, 18 goles). Su entrenador, Jean Fernández (el mismo que le dirigió en el Metz), supo el diamante que tenía entre manos: "Tenía la capacidad de sorprender en la ciudad, dentro y fuera del campo". El propio Zidane le dio la razón: "Es la joya del fútbol francés". La afición más radical le adoptó, identificada además de con su buen juego con sus excentricidades. Ribèry sigue siendo conocido por sus bromas. Tirar un cubo de agua con hielo por la cabeza a Kahn o conducir el autobús del Bayern cuando el chófer se ausentaba están ahora entre su repertorio. Además, el hecho de que se convirtiera al Islam para casarse, en una ciudad en la que el 13 por ciento de la población (y gran parte de la hinchada) profesa el islamismo, ayudó a que se le identificara con el gran ídolo Zizou.

Éxitos. Ribèry contribuyó a poner al Marsella, un club que no ganaba un título desde el 93 (la Champions), en la primera línea. Ganó la Intertoto y llegó a dos finales de Copa (no pudo jugar ninguna, las dos perdidas), ante PSG y Sochaux. Pero el talonario del Bayern llegó en lo mejor y dejó al Marsella sin su nuevo Zidane, el que nunca pudieron tener.

Ahora, Zinedine y Ribèry, pasado y futuro del Madrid, son más que amigos. "Lo llamé varias veces para que fuera al Madrid. El hecho de que no se produjese no es un fracaso. Eso no quiere decir que el año que viene no vaya", dijo recientemente Zidane en L'Equipe...